Para Patrice Désilets, creador de Assassin’s Creed, la primera entrega de la serie ha sido la más “pura” de toda la franquicia. ¿A qué se refiere con “pureza” el ex integrante de Ubisoft? Es decir que en el juego se podía encontrar más libertad para usar la imaginación y crear historias de nuestra propia autoría sin la necesidad de que el juego nos guiara.
«Me gusta el primer Assassin’s Creed porque es el más puro. Hay un montón de historias que puedes abordar, pero todo desde tu cabeza (desde la imaginación). Tienes que crear tus propias aventuras. En contraparte, en la segunda parte diseñamos las aventuras para que siguieran como se debe. Para mí, el juego original es un juguete sorprendente. La siguiente entrega tiene más reglas y misiones precisas».
Déstilets compartió con la revista Edge un ejemplo de lo que predica, uno de tantos momentos que los jugadores dejaron pasar por no haber estado programado en el juego como una misión obligatoria, según palabras del canadiense.
«Afuera, en el reino con tu caballo había varios lugares con Cruzados donde podías salir con una historia. Cuando te acercas a Damasco, por ejemplo, hay un sujeto con 35 soldados enfrente de él formados. Si lo asesinas, todos los soldados emprenderán una persecución para casarte. A ese hecho yo le asigné una historia diferente».
En su momento Assassin’s Creed fue duramente criticado por su monotonía y poca variedad, aunque el honroso esfuerzo traería cuantiosos frutos más adelante.
Por allá de la era de Atari hasta los 16 bits, la imaginación siempre fue un ingrediente extra en cualquier videojuego. Las reglas y la historia siempre estaban presentes en los juegos, pero correspondía a cada jugador ponerle de su propia cosecha para exaltar lo que ocurría en pantalla. En definitiva, un elemento cada vez más ausente conforme pasa el tiempo.
Link: Assassin’s Creed creator: first game is «the purest» (Edge)
