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Cinco razones por las que vale la pena hacer overclock

¿Qué es el overclock? Mejorar el rendimiento de tus piezas. ¿Vale la pena? Depende, todo depende.

Cada vez que me preguntan por armar equipos, yo siempre pregunto de vuelta si planea hacer overclock, porque esto afecta mucho la elección de piezas. A mucha gente no le interesa, ésto porque por el presupuesto, conocimiento, y uso del equipo probablemente lo impiden. Pero otros están más que interesados en mejorar el rendimiento de su PC en forma sustancial.

Van a terminar con un equipo algo más rápido que lo que viene de fábrica, si están dispuestos a soltar algunos billetes más con tal de hacerlo, pero no todos los escenarios son iguales, así que por esto te damos cinco razones para que veas si vale la pena o no hacer overclock, o en otras palabras, aumentar el rendimiento del hardware más allá de lo que viene establecido desde su origen.

1.- Cuando el alza de rendimiento es notable

Esta es la principal razón, y la de mayor peso, cuando se trata de subir el rendimiento de una pieza, como el procesador o la tarjeta de video – dos de los componentes más comunes a la hora de mejorar cómo anda el equipo.

Verán: hay piezas en el mercado que permiten alzas gigantes de rendimiento, incluso mejorando por más del 50% el desempeño inicial (de fábrica) de la pieza. No hacerlo sería desaprovechar el dinero, especialmente cuando el potencial de overclock está de alguna manera considerado en el precio a pagar. Por ejemplo, los procesadores AMD Black Edition o Intel Core con terminación “K”, que tienen un costo añadido en su etiqueta ya que han sido pensados para esas funciones. De no hacerse, ese extra que se pagó se ha ido por la borda.

Caso contrario, componentes que ponen más de alguna traba y/o cuya ganancia prueba ser nula definitivamente deberían quedarse tal como te llegó a las manos –especialmente cuando compras componentes “overclockeados de fábrica” que agregan un paso pero restan otro. Además, no todas las piezas se desempeñan igual, incluso si son idénticos modelos.

2.- Cuando no hay dinero para actualizar

Otra razón grande, pero que muchas veces sólo se toma en cuenta cuando el equipo está pasando al temido terreno de “necesito una actualización”. Puesto de otra forma, cuando no hay dinero para financiar una actualización fuerte o un cambio de equipo a corto plazo, posiblemente la única opción para mejorar el rendimiento del equipo es realizar overclock.

Esto es más un problema que una solución, pero en algunos casos vale la pena pasar un día mejorando el rendimiento del equipo hasta tocar el techo de los estable. Otro ejemplo: muchos procesadores de 2.0GHz pueden pasar sin problemas a los 3GHz y fracción sin despeinarse, lo que significa ahorrar el precio de un procesador más rápido y nuevo. Hey, incluso puede salir más a cuenta comprar un ventilador más potente.

En algunos casos, un buen overclock puede hacer que el equipo dure algunos meses más, y en el peor de los casos sabrás que de todas formas tendrás que actualizar el equipo definitivamente. Bueno… por lo menos sales de la duda.

3.- Cuando existen facilidades

Más claro, echarle agua. Si tienes que destripar un procesador y sacarle el disipador integrado  –ese pedazo de cobre encima del núcleo central–, o comprar una placa madre nueva (me ha tocado saber de estos casos), creo que es mucho mejor gastar esos recursos en una actualización.

Decir “facilidades” para overclockear significa, básicamente, que no deberías necesitar más que tus manos para configurar las piezas. Muchas placas madres de rango medio tienen opciones básicas para realizar overclock, y hay muchas utilidades en Internet para hacerlo con las tarjetas de video. Incluso hoy en día es posible overclockear sin entrar a la BIOS, ahorrándote tiempo antes de hacer los cambios permanentes. Pero cuando las cosas se complican y hay que transformarse en ingeniero soldador y programador en ensamblaje, más vale pasar el overclock por alto.

Junto a lo anterior, la amplia mayoría de piezas que no permiten overclock, y se ponen inestables cuando funcionan sobre la frecuencia de fábrica, probablemente no estén hechas para overclock del todo.

4.- Cuando la temperatura de trabajo es aceptable

Una cosa a considerar con el overclock es la temperatura. Generalmente la variación de la temperatura que disipa la pieza al trabajar, además de la energía que consume, se eleva un poco cuando su rendimiento aumenta. Cuando se aplica mayor voltaje el asunto cambia drásticamente, ya que el alza pasa a ser algo más cercano a lo exponencial que lineal.

Si pasaron en la escuela lecciones de física, sabrán que, en peras y manzanas, para lograr mayor frecuencia en una pieza una buena opción es aumentar el voltaje que recibe. Junto a esto, la energía que requiere y la temperatura que genera sube considerablemente, y si el ventilador no es bueno disipando el calor que genera la computadora dejará de funcionar. Si ese es el caso, nada mejor que mejorar la refrigeración del equipo.

Hoy en día, las computadoras tienen un buen monitoreo de temperaturas internas para detectar y apagar las piezas que exceden la temperatura “sana” de trabajo, que usualmente no varía más allá de los 80º ~ 90º antes que aparezcan señales de derretimiento o humo. Por si no sabían, un alza considerable de voltaje puede quemar algunos circuitos.

5.- Cuando tienes algo de paciencia

Punto fatal para algunos, ningún problema para otros. Tener paciencia a la hora de overclockear es el pilar principal para mejorar el rendimiento de tus piezas, porque no es fácil ni rápido como muchos suponen, aunque de tener éxito, la paga puede ser muy buena.

¿Porqué demora tanto? Bueno, piensa primero en que esto se trata de encontrar “techos” que no están escritos en ninguna parte. Luego de encontrar esos techos de rendimiento, el otro paso es averiguar por qué se generan y arreglarlos. Puede ser falta de voltaje, puede ser la temperatura, la falta de ajustes finos, o incluso la mala calidad de la fuente de poder. Hey, no todos pueden overclockear cuando los componentes son de primera clase y la fuente es escuálida.

A eso, se suma la prueba de estabilidad. Esto consiste en estresar todos los componentes del equipo por un tiempo considerable –dicen que durante 12 horas es bueno– y ver si, efectivamente, la computadora se mantiene sin alarmas. Caso contrario, si llega a ocurrir algo malo, hay que volver atrás y ver qué está fallando para arreglarlo.

6.- Bonus track: Cuando quieres hacer un récord mundial

Los usuarios que quieren inscribir su nombre en el silicio, y tener 15 minutos de fama a nivel internacional, entonces háganlo. En el peor de los casos sabrás que falla y aprenderás las mañas de los componentes. Aquí vale todo si quieres hacer una hazaña: hielo seco, nitrógeno líquido, dos fuentes de poder, cuatro reguladores de voltaje, etcétera.

Pero ojo con los extremos. Como estarás exprimiendo cada transistor involucrado, es muy probable que en los primeros intentos termines cambiando piezas derechamente quemadas. También prepárate mentalmente para recibir malas noticias como por ejemplo posibles cuellos de botella o piezas que no tienen un techo aceptable para un récord mundial. En los anteriores casos sólo te queda comprar una pieza nueva y probar suerte, sino pregúntenle a aquellos overclockeros extremos que están en el Top 10.

Además de mucho dinero involucrado en hardware y refrigeración, también hay que invertir en software para validar el récord. Por ejemplo, 3DMark es un programa para medir el rendimiento de las tarjetas de video, y para darle validez al récord una licencia es necesaria. Muchos otros también pasan su resto intentando optimizar Windows para que funcione al mínimo y no logre desestabilizar el equipo cuando ya está al límite.

O sea, multipliquen los cinco puntos anteriores por el triple.


Si alguien no está dispuesto a pensar en todo lo anterior, posiblemente el overclock no sea su opción, y como solución alternativa se lo encargarán a su amigo computín más cercano.

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