Pac-Man, como concepto, es demasiado simple y funcional, al punto de que probablemente sea uno de los videojuegos más reconocidos de la historia. Merecía, a estas alturas, tener una película propia, aunque el gran pero es que ese mismo concepto es demasiado abstracto e imposible de replicar de alguna forma coherente fuera del mundo del videojuego.
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Pero James Farr creyó que algo se podía hacer, y se dió el tiempo a escribir un guión que finalmente Steelehouse Productions convirtió en Pac-Man: The Movie, y que cuenta como un grupo de ¿científicos? creó, por encargo de la milicia, un manipulador de compuestos polimórfico y autónomo de nombre Pac-Man, programado para perseguir, buscar y destruir blancos dañinos y a la orden de un solo botón.
El film tiene efectos visuales bastante interesantes y logra mostrar a un Pac-Man moderno y haciendo lo que mejor sabe hacer: comer píldoras y fantasmas, aunque en un estilo algo más moderno. Sin mayor preámbulo, con ustedes, Pac-Man The Movie.
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