Como es clásico con los juegos de alta producción que se lanzan para PC, los de TechSpot deciden correr algunas pruebas para ver cómo se comporta con deferente hardware. En esta oportunidad lo han hecho con The Elder Scrolls V: Skyrim, el último juego de rol de Bethesda en golpear las consolas y la plataforma popular.
El motor de Skyrim se llama Creation Engine, el cual es, en peras y manzans, el infame e inestable Gamebryo (Fallout 3, Oblivion) altamente modificado por la compañía. El juego no quiere ser el próximo Crysis, pero hace bastante justicia a la hora de mostrar grandes y detallados paisajes. Por lo mismo, no es de sorprender que una Radeon HD 6790 y GeForce GTX 460 apenas mantenga la fluidez (30fps) a 2560×1600 y algo de filtros. A la máxima calidad y a Full HD (1080p) una Radeon HD 6970 llega justo a los los 60fps. Eso debería ser necesario si están pensando en actualizar su tarjeta gráfica.
El comportamiento del procesador con The Elder Scrolls V: Skyrim es una especie de tema aparte. El juego le pide al procesador el procesamiento de las sombras, por lo que una alta calidad en ellas impactan severamente a equipos con pocos recursos. Lo ideal es un procesador de cuatro núcleos, aunque también es posible salvarse con un doble núcleo a gran velocidad. Respecto a la pelea AMD vs Intel, los azules ganan en casi todas las pruebas, y dejan a Phenom relegados a la otra mitad de la tabla. Para qué hablar de Bulldozer, este no es su año.
The Elder Scrolls V: Skyrim escala muy bien en en los equipos, por lo visto. Parece ser un buen título para disfrutar en PC si alguien quiere jugar algo que se vea mejor que en las consolas – aún cuando Bethesda se haya centrado en el desarrollo para estos aparatos. Esperen una buena aventura más que un título para vomitar arcoris por lo realista de las gráficas.
Link: The Elder Scrolls V: Skyrim Performance Test (TechSpot)
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