Ciencia

Era genéticamente cierto: somos lo que comemos

Parte del ARN de las verduras llegan a nuestro torrente sanguíneo.

A partir de ahora, la frase “somos lo que comemos” adquiere una dimensión absolutamente nueva, porque si antes veías a un tipo obeso comiéndose una hamburguesa de una sola mascada y pensábamos algo por el estilo, hoy podríamos decir que ese hombre incorporó información genética de la doble con queso en su organismo. O al menos de los vegetales que podría haberle puesto en medio.

Un estudio de la Universidad Nankín descubrió que algunas hebras del ácido ribonucléico (ARN) de las verduras logran llegar a nuestro torrente sanguíneo luego de ingerirlas, regulando la expresión de los genes una vez dentro de nosotros.

Los micro ARN (o miARN) son pequeños filamentos del ARN que se acoplan de manera selectiva para coincidir con secuencias del ARN mensajero, teniendo como resultado la represión de aquellos genes. Chen-Yu Zhang y su equipo hallaron secuencias de miARN de plantas en el tejido de animales que comieron dichas plantas. En particular, el MIR168a -que es producido por el arroz y que es abundante en la sangre de los chinos estudiados- demostró en experimentos que tiene la capacidad de alterar la expresión genética en ratones, impidiendo la aptitud del hígado de filtrar la lipoproteína LDL, conocida popularmente como “colesterol malo”.

En definitiva, este descubrimiento revela un mecanismo de interacción fisiológica completamente nuevo, el cual podría tener aplicaciones médicas significativas, tanto terapéuticas como para explicar procesos poco entendidos (como la herbología china).

Como sea, tu ADN no miente. Piensa dos veces qué es lo que irás a almorzar hoy…

Link: We Incorporate Genetic Information From the Food We Eat, New Study Finds (PopSci)

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