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Driver: San Francisco A Primera Vista

Driver: San Francisco ya está disponible como demo en Xbox Live y Playstation Network, para todos los que quieran probar de que se trata el anticipado título de Ubisoft. Y si bien hace rato que los fans comentan que “esto se aleja demasiado de lo que era Driver”, lo cierto es que el nombre puede importar poco si el juego es bueno. Desafortunadamente, si la demo es indicativa de algo, el futuro no parece muy alentador.

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Lo principal dentro del juego es la introducción de la mecánica conocida como Shift, y que en pocas palabras, sirve para teletransportarse y controlar cualquier auto que ande dando vueltas por las calles de San Francisco. Desde el punto de vista jugable, sí, el sistema puede dar bastante juego si se profundiza lo suficiente (hasta lo que dé, que tampoco parece ser tanto), pero su justificación dentro de la línea argumental raya en lo ridículo. Para muestra, el video a continuación.

El demo consta de tres misiones, siendo una algo así como un tutorial para explicar el Shift y su utilización. Esta teletransportación mágica es bastante libre -se puede controlar practicamente cualquier auto- pero no es ilimitada en el sentido en que se necesita tener la correspondiente barra de energía con nivel suficiente. Y para llenar esa barra, lo típico: derrapes, giros, saltos, frenadas… lo que incluye un arcade de conducción estilo peliculero. De la misma manera, el control de los autos no se sale del marco liviano y arcade, muy cercano a un Burnout o algo por el estilo, que se hará familiar para los cercanos al género.

Otra de las misiones que se presentan no es otra cosa que una carrera cooperativa, donde el objetivo es hacer el famoso “uno-dos”. Para eso, nada como tomar el control de los autos que vienen en sentido contrario y estrellarlos contra los rivales. Bastante simple, al punto de que lograrlo al primer intento no es un desafío monumental, y de hecho la IA de los corredores rivales ayuda bastante. Igual, en condiciones de mayor dificultad las cosas seguramente van a ser más complicadas y controlar el Shift al dedillo puede llegar a ser necesario, pero quien sabe.

Visualmente, sin ser una maravilla ni un prodigio técnico, los 60 cuadros por segundo son como siempre de agradecer; principalmente, porque el control se hace más preciso y porque todo se mueve de manera muy fluída. De la misma forma, hay un montón de licencias conocidas de marcas de automóviles, y todos los autitos modelados de forma decente -no esperen algo a nivel de Gran Turismo 5- y con sus respectivos daños, por lo que darse el lujo de estrellar un “inserte marca conocida aquí” frente a un camión es absolutamente factible. Habrá a quien le guste.

Ahora, hablando a título muy personal, el juego tiene toda la pinta de que va a pasar sin pena ni gloria. Si era por volver a las raíces, hasta un refrito del primer Driver hubiera sido más adecuado, pero este San Francisco tiene toda la cara de ser un juego tipo medianía de tabla, de esos que solo un impulso mediático levanta un poco más y lo hace conocido, amén de tener el nombre que tiene y la marca que lo respalda. Queda la duda si la mecánica de juego o la historia enganchan para algo más que lo visto aquí, pero a título muy personal, no parece que Driver: San Francisco tenga el fuego suficiente como para competir con la avalancha de títulos que se vienen de aquí hasta finales de año.

Pero ya me he equivocado antes.

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