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La balada del pseudoperiodista [NB Opinión]

¿Nada más un USB? Pft

-Lo voy a hacer mierda.

He escuchado ese comentario más veces de las que quisiera. Nunca se refiere a que una persona golpeará a otra o a que la comerá, procesará y defecará. Siempre tiene que ver con un gadget, con una consola, con un juego.

Primero he de decirles: la carrera que estudié se llama Comunicación Social. En otros lugares se llama Comunicación, simplemente. En otros le añaden el “y Periodismo”. Hay muchas variantes. El caso es que todas tratan más o menos de lo mismo: te conviertes en el juglar de la era era moderna. Lo que haces es transmitir información de manera eficiente a un número indeterminado de personas, de manera que el mensaje sea lo más claro posible y usando diversas herramientas.

Cualquier egresado de esa carrera que haya entrado a trabajar a un periódico, una revista, un sitio web dedicado a tecnología y videojuegos (permítanme concentrarme en esos nada más), se ha enfrentado a lo mismo tarde o temprano. Llega una invitación por correo electrónico, en papel, en plásticos y celofanes. Hay una presentación del Producto X, del Nuevo Juego. Es en un restaurante, en un hotel, en las oficinas centrales.

Acudes y, las primeras veces, estás contento de que te hayan invitado. Sabes que es una relación simbiótica, ustedes quieren vender algo, mis lectores quieren saber de ese algo. Ustedes me dan la información, yo la divulgo.

Pero muchos desvían el camino, incitados por, tristemente, sus superiores, sus colaboradores, sus amigos. La quinta o sexta vez que vas a un evento, invariablemente empiezas a reconocer rostros. Allá está el que sale en TV, abrazando a la PR y admirando “sus hermosos aretes”. Allá, el que trabaja en una empresa y luego en otra y lo escuchas echar pestes de ambas, excepto cuando cobra. Por allá, el que se va a escapar temprano, que voltea a todos lados para que no lo vean los gerentes de producto. Y también los que van a hacer su trabajo.

Escuchas quejas del pan, del café. Ah ¿el evento es de Marca Japonesa? Seguro van a dar quiche. Aman el quiche. Los lloriqueos pueden ir desde la comida, hasta la falta de zonas para fumar, lo incómodo de las sillas o el lugar que les tocó porque llegaron tarde.

Otros diez eventos después y puedes describir qué va a suceder. Vas a presentación de First Person Shooter. En condiciones normales, no te hubieran invitado, porque solo hay “amigos cercanos”, aunque es un evento de prensa. Reconoces a los “amigos MÁS cercanos” porque son los que están más ebrios. En algunos casos (y quiero subrayar”algunos”) el/la publirrelacionista no tiene ni un segundo para contestarte dos preguntas, pero sí para salir con dos cajas que sospechosamente tienen la forma de la edición Ultimate Non Plus Ultra Rien Ne Va Plus Pluscuamperfecta del juego en cuestión y que van a dar a las manos de Editores de Medio de Comunicación que Funciona a Través de Sobornos.

Y llega el momento del comunicado. Ah, el comunicado de prensa. Ese objeto mítico que muchos copipastean y otros usan para encender el calentador de agua. O usaban, cuando lo daban en papel. Desde hace varios años, se estila dar un USB con fotos, texto y hasta video. El paquete completo.

Pero muchos esperan algo más. Oye, yo soy de Revista, dame un par de juegos. Oye, yo soy Diva Digital y soy líder de opinión porque tengo 2,300 seguidores en Twitter, dame una consola. Oye, yo me emborraché contigo ayer. Llévame al Evento Grande Todo Pagado en Las Bahamas.

Y a veces sucede. Pero cuando no, vienen la “ira”, el “enojo” ¿Qué? ¿Que solo es el desayuno? Lo voy a hacer mierda ¿Qué? ¿Que no vas a llevar a nadie a San Francisco? Lo voy a hacer mierda ¿Qué? ¿Nada más un mugroso USB? Pft. Lo voy a hacer mierda ¿De cuatro gigas nomás? Grrr.

Desde hace un par de años, llamo pseudoperiodistas a los que hacen este tipo de cosas. Debo aclarar que no son todos, pero sí los suficientes como para notarlos. Y me molesta mucho que me llamen “periodista”. Prefiero que me digan “ese tipo” o “Alex” o “Lex” o “el que escribe en _____”.

Y es que hay que dejarnos de mamarrachadas. Vamos, no necesito que me paguen dos veces. Por lo que yo escribo recibo dinero, sea a partir de la presentación de un juego, por esta columna de opinión o por encontrar y postear videos llenos de tripas e imágenes no aptas para el trabajo. Pero, de alguna manera, mucha de la gente de los medios creen que son como los meseros de los restaurantes y que tienen que recibir propina. Y de ello depende su opinión favorable o desfavorable del juego, de la consola, del nuevo control. Creo que ya es hora de dejar tanto soborno, tanto chayote y concentrarnos en lo jugoso, en la información. Porque ustedes, ávidos, hambrientos lectores, están aquí para eso, para recibirla. Ustedes vienen y posan sus vistas en estos textos a veces kilométricos y nos otorgan su atención por varios minutos. Entonces, me parece deshonesto el tergiversar la opinión basados en que nosotros, que les pasamos el chisme, la info, estemos contentos con un regalo que no tendría por qué modificar nuestras opiniones. Es esa vieja cosa llamada equilibrio. Sin él, los sistemas colapsan. Sin él, seguro ustedes han terminado leyendo reseñas de títulos pésimos, pero que los alaban como si curaran la polio. O han visto opiniones de juegos muy buenos, pero como en su evento de lanzamiento no hubo cerveza oscura, lo han hecho pedazos.

Lo que puedo prometerles, además de que mi siguiente columna será más corta que la presente, es que aquí no se van a encontrar eso. I swear on fucking Gawd.

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