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En aquellos días (y vaya que eran buenos) la industria de los videojuegos prometía ser un monstruo imparable. La Atari 2600 gobernaba por todo lo que el Sol alcanzaba a tocar y Paku-man (por Paku Paku, que significa abrir y cerrar la boca) era el juego sensación en las salas de arcade. Alguien pensó que dos más dos son cuatro y ¡paf! se encomendó la versión casera del juego a Tod Frye, un programador al que le dieron muy poco tiempo para terminar su trabajo y la mitad de la memoria requerida para que se asemejara a la original.
Entonces, Atari pensó que una buena forma de promocionar el juego sería declarar el 3 de abril de 1982 como el Atari National Pac-Man Day, en el que se prometía que incluso se podría conocer a Pac-Man en persona. Frye sabía que no podría hacer una adpatación fiel y, en un movimiento inesperado, pidió que se le pagaran regalías sobre cada cartucho vendido (cuyo precio sugerido era US$44.95), anticipando que, aunque la versión no estuviese siquiera en el vecindario de “buena”, la gente correría en tropel a comprarlo. Cuando la versión para Atari 2600 llegó a las tiendas, fue un éxito rotundo. De Pac-Man, se fabricaron 12 millones de copias, algo impresionante para una adaptación bastante mediocre.
En aquellos días (y vaya que eran buenos) nadie pensaba que en un año todo iba a caerse como un castillo de naipes y que muchos culparían a Paku-man de la desgracia. Si acaso, pensaban en la frase del anuncio: “Solo Atari ha hecho un videojuego casero de Pac-Man y solo puede ser jugado en un Sistema de Video Computadora de Atari”.
En la imagen, el anuncio que conminaba a celebrar el Atari National Pac-Man Day. Y, a continuación, un par de videos. El gameplay del original de arcadia, primero. La terrible versión de Atari 2600, después.