Ciencia

La inteligencia inglesa se inspiró más de la cuenta en la Primera Guerra

(cc) Andrew Coulter Enright

Hacia mediados de la década de 1910, época en la que estalló la Primera Guerra Mundial, bastante precarios eran aún los sistemas de inteligencia de las distintas naciones involucradas en el conflicto bélico, pero los ingleses demostraron ser unos adelantados a su era y, en base a mucha calentura creatividad e ingenio, idearon la manera de comunicarse por escrito sin que las Potencias Centrales notaran que los papeles estaban escrito: con… semen.

Es que los tiempos eran complicados entonces y los temerarios espías quizás no tenían la oportunidad de compartir mucho con mujeres en medio de sus arduas labores de inteligencia y por ahí una cosa llevó a la otra y ¡zas! el tarro de tinta fue rellenado y la escritura pasó a otro nivel y ya era imperceptible a simple vista.

Según detalla el periódico británico Daily Telegraph, esto salió a la luz pública recién ahora que el Servicio de Inteligencia Secreto (SIS o MI6) inglés reveló una nota del diario de Walter Kirke, jefe subrogante de inteligencia militar del cuartel  general en Francia, donde revelaba que el jefe del servicio Mansfield Cumming (sí, cosas de la vida), estaba realizando “varias investigaciones para conseguir tinta invisible en la Universidad de Londres”. Y resultó que la mejor fórmula era utilizando los fluidos sexuales masculinos, ya que no reaccionaba ante los principales mecanismos de detección.

Lo que queda en el aire y que aparentemente no es ahondado en la publicación es cómo hacían que los olores de los escritos fueran tan imperceptibles como lo visual…

La nota forma parte del libro de revelaciones de la entidad de espionaje: “MI6: The History of the Secret Intelligence Service 1909-1949”, del profesor Keith Jeffery.

Link: MI6 ‘used bodily fluids as invisible ink’ (Daily Telegraph)

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