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Una ‘flor’ para el Día de la Tierra

Flower, la oda a nuestro gran planeta azul

Hoy es el Día de la Tierra. No sé a ustedes, pero a mí este día, además de evocarme naturaleza, ecología, sustentabilidad y cuidado del ambiente, lo relaciono con la relajación; tal vez sea porque el objetivo final de este día es vivir en armonía con nuestro planeta, y esto desemboca, al menos en mi retorcida mente, en relajación.

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‘Relajación’ no es la primera palabra que llega a la cabeza cuando piensas en videojuegos. Acción, estrategia, aventura, terror… ¿pero ‘relajación’? Dudo mucho que esa término nos brinque al momento de jugar un título o que deliberadamente lo busquemos en uno y, si a esas vamos, que los desarrolladores lo usen como concepto principal para crear su próxima obra.

Ignoro cuáles sean las verdaderas intenciones de Nintendo con sus Wii Vitality Sensor, pero si lo que buscaba era abrir la puerta de la relajación a los videojugadores, lamento decirle que, al menos en mi caso, llegó tarde, pues thatgamecompany se le adelantó con Flower, un juego como pocos (¿ninguno?) que va como anillo al dedo en el Día de la Tierra.

Cada detalle de Flower es una oda a nuestro planeta; su concepto, su presentación, su aspecto, sus sonidos y su música. Todo inicia con un pétalo que se desprende de una flor. Con ayuda del viento, este extraño protagonista silente se desplaza a través de los paisajes secos para dar vida nuevamente a los pastizales.

Lo que alguna vez fue café, ahora es verde. Las flores levantan sus rostros una vez más y se pintan de colores. Ahora el héroe no está solo, pues más pétalos se han unido a su causa; juntos volverán a la vida a aquellos parajes sepia. Cada nuevo integrante que se une a la misión del pétalo original trae consigo un cambio en el ritmo musical, el cual se combina delicadamente con el chiflido del viento y las risas del follaje.

No hay nada ni nadie que pueda detener al pétalo montado en su corcel huracanado; rocas colinas, troncos, todos sucumben ante su poderío. Los estanques no lo distraen e inclusive los molinos de viento aligeran su paso.

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Todo cambia cuando debe enfrentarse a la urbanidad. Las torres metálicas no son tan fáciles de esquivar como el frondoso árbol, las descargas eléctricas no lo asisten como las corrientes de aire. Será todo un reto restablecer la vegetación en ese desolado páramo. Las tinieblas afectan hasta a la música, la cual se torna decadente y desalentadora.

Pero el pétalo ya lo había logrado una vez y lo volvería a lograr. Lentamente debilita las frías aleaciones y las vuelve contra sí. Una a una se colapsan para que continúe con su noble misión. Pronto, los esqueletos de la civilización quedan atrás para abrir paso a una metrópoli hundida en la monocromía. Es momento de empezar de nuevo, de que las plantas florezcan, de que el pasto se convierta en mar verdoso.

Es precisamente el renacimiento de la naturaleza y la unidad con su entorno urbano lo que permite el resurgimiento multicolor de la gran ciudad. Las estructuras metálicas continúan ahí, pero su existencia no invasiva produce el equilibrio que buscaba el pétalo.

Brotan los botones. Los pétalos se expanden. La lluvia lava el panorama. Una vez más hay armonía.

Te puedes relajar.

Link: Flower [NB Labs] (Niubie)

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