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Se destapa payola en TechCrunch

Pasa en las mejores familias

De los aficionados a los medios tecnológicos independientes, probablemente no hay nadie que no conozca TechCrunch y a su dueño, el polémico, deslenguado y a veces hiperventilado Mike Arrington.

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Hay quienes detestan a Arrington y quienes lo adoran*, pero unos y otros coinciden en que es uno de los personajes más influyentes de la web. Esto no es gratuito y lo han conseguido después de años en el centro de la noticia tecnológica gringa, por lo que la blogósfera se ha remecido cuando se destapó una payola en TechCrunch.

Pasó que uno de los reporteros más jóvenes de la plana editorial, Daniel Brusilovsky, cometió el pecado máximo de cualquier reportero u opinólogo tech: no sólo aceptó pagos por escribir reseñas, sino que en la última ocasión exigió, a un emprendimiento del sector, un Macbook Air a cambio de escribir una nota sobre ellos.

En general, aceptar recompensas a cambio de escribir (o peor, a cambio de escribir parcialmente) es mal visto: se entiende que si un producto o servicio son interesantes el reportero tiene el deber de encontrar y entregar la información, y que en caso contrario, no hay regalo que valga como excusa para dedicarle un artículo a un tema sin interés o un producto de mala calidad, porque se engaña a los lectores y se les hace malgastar el tiempo leyendo sobre chanterías. Finalmente, peor que aceptar incentivos es exigirlos y, a título personal, exigir un Macbook Air encima indica que no tienes idea del tema.

Nos hemos enterado de la payola a través del mismo TechCrunch, quienes publicaron hoy una disculpa a los lectores, asegurando que nadie más lo había hecho ni nadie lo haría nunca de nuevo  (algo que no se cómo podrían asegurar, si Daniel Brusilovsky lo hizo por nueve meses antes de ser descubierto). Al mismo tiempo, Brusilovsky publicó en su blog pidiendo perdón a TechCrunch y a su familia, y agradeciendo por lo que aprendió en los meses en aquel prestigioso blog.

No deja de ser una buena actitud, ojalá aprenda la lección y no vuelva a corromper el deber de informar. Todo eso no quita, por supuesto, que pasaremos los próximos años bromeando recurrentemente sobre la objetividad de TechCrunch.

Link:
An Apology To Our Readers
(TechCrunch)
The Line Was Crossed (DanielBru)

* Estadísticamente hablando, porque a nivel práctico no hemos conocido a nadie

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