ChatRoulette es un sitio que últimamente ha adquirido una notoria popularidad entre los ociosos navegantes, que no encuentran nada mejor que chatear con un extraño vía webcam escogido al azar, encuentro concertado gracias a este sitio, que a pesar de no tener mucho sentido a simple vista, acumula una cantidad cercana a las siete millones de visitas mensuales, acaparando también la atención de la prensa debido a lo particular de la experiencia.
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La página partió a mediados de diciembre, y hasta hoy, nada se sabía de su creador, que según estimaciones, sólo por conceptos de publicidad de Google Adsense se estaría embolsando unos $821 dólares diarios. El anonimato le duró poco, pues el fundador de ChatRoulette decidió dar la cara al New York Times, resultando ser un joven ruso de 17 años llamado Andrey Ternovskiy.
Va al colegio, anda en bicicleta y tiene 7 millones de pageviews mensuales
El Times, a través de su Bits Blog, intentó contactarlo y recibió respuesta, luego de ser uno de los numerosos medios de prensa que intentó hacerlo sin éxito en el pasado, debido a que según el propio joven, él no había querido darse a conocer ya que era menor de edad.
Andrey, desde Moscú, explica que la iniciativa de ChatRoulette nació sólo por diversión y no motivada por el dinero que podría sacar del proyecto, además del hecho de ver cómo él y sus amigos perdían el interés por Skype, mientras buscaban nuevas y más estimulantes formas de comunicación que hasta el momento no existían. Así mismo, el joven asegura que tampoco hubo mucha ciencia detrás del rápido crecimiento en popularidad del servicio, pues según él, no se hizo ningún esfuerzo en hacerle publicidad y que se extendió a través del boca a boca de quienes lo usaban.
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El chico aprendió a programar a los 11 años gracias a su padre, y mientras aún hace todo el código del sitio él mismo, asegura que no es tarea fácil, pues a medida que la base de usuarios iba creciendo, tenía que optimizar cada vez más las líneas de código debido a la falta de dinero para comprar mejores servidores. Sin embargo, hoy ChatRoulette usa siete servidores bastante costosos en Frankfurt, Alemania, precio que alcanza a pagar con lo que obtiene de solamente un banner de Google Adsense, que es el único que se muestra en el sitio.
Lo único que me queda por decir de esta experiencia es: ¿por qué no se me ocurrió a mi antes?
Link: Chatroulette’s Creator, 17, Introduces Himself (New York Times)