Finalmente, y pese a toda la oposición que generaba en la ciudadanía, el congreso argentino aprobó el llamado Impuestazo Tecnológico, una modificación a la ley de impuestos internos que en la práctica duplica los impuestos a todos los productos tecnológicos (incluyendo celulares, notebook, monitores, etc) que no estén fabricados en Tierra del Fuego.
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La primera vez que leí al respecto no sabía si había leído mal o si era una mala broma: así como está planteado suena como decir que duplica el impuesto a todo lo que no esté fabricado un día martes por alguien llamado Alejandro: un capricho. Sin embargo, y en honor de la verdad, la presidenta Cristina Fernandez a.k.a. Señora K tuvo un fin válido a la hora de impulsar esta reforma.
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(cc) pierre_pouliquin – flickr
Sucede que en los últimos 30 años los gobiernos argentinos han querido crear un polo industrial tecnológico en su provincia de Tierra del Fuego, creando excensiones impositivas y otros beneficios para motivar a esta clase de empresas a instalarse en aquella remota provincia. Es parecido a la intención que hay detrás de la Zona Franca que en Chile gozan tanto el extremo norte como el sur. Gracias a estos incentivos hay una cierta industria tecnológica dedicada principalmente a ensamblar celulares, notebooks y LCDs, pero la señora K quiso acelerar el proceso pivoteando en los impuestos.
En la teoría, esto podría haber motivado que los ensambladores que hoy tienen plantas en otras provincias de la Argentina trasladasen sus plantas a Tierra del Fuego evitando así el impuestazo. En la práctica, como Argentina importa la gran mayoría de la tecnología que consume, es sólo un impuesto más que grava a la ciudadanía y no hay cómo eludir. Más bien nos parece que esta medida retrasará la digitalización escolar y la penetración de internet en el vecino país.
Link: El impuestazo tecnológico ya es ley: aumentará el precio de celulares, PC y otros artículos electrónicos (iEco Clarín)