Niubie Labs

Rag Doll Kung Fu: Fists of Plastic [NB Labs]

Desde que se convirtió en el título más vendido de su generación y estableció su serie como una de las más importantes y competitivas de Nintendo, dentro y fuera de sus consolas, todas las compañías han querido tener su propia versión de Super Smash Bros. Meele, con resultados que van de lo decente hasta lo verdaderamente malo. Ahora, aprovechando el reconocimiento que ha ganado Media Molecule con Little Big Planet y la intención de promocionar juegos atractivos para varios jugadores en la PlayStation Network, Sony lanza un título de peleas caóticas que busca hacerle referencia al clásico de Nintendo (aunque lo nieguen) con resultados que no caen en lo malo, pero si en lo forzado y lo instrascendente.

Muñecos de plásticos y puños… de más plástico.

El viejito puede con todos… y con todas.

Creado para la PC en el 2005 por Mark Healy, uno de los fundadores de Media Molecule, Rag Doll Kung Fu: Fists of Plastic es un jueguito de peleas donde seleccionas a un personaje modelado en base a un peleador típico de una cinta de artes marciales. Desde aquel que hace referencia a Bruce Lee, el gran maestro de barba blanca, la osada guerrera y el negro con peinado setentero, el título ofrece una buena selección que además se extiende conforme vas peleando ó superando los retos específicos que ofrece la opción para un solo jugador, ya que se liberan nuevas piezas con las que puedes armar tu propio personaje.

El juego es su dirección de arte, como hace referencia el nombre, asemeja muñecos de plástico peleando sobre escenarios de cartón, los cuales emulan desde la clásica villa china y el bosque nipón con un templo al fondo, hasta un muelle y claro, ese templo que se veía al fondo del bosque.

Ahora si bien todo lo anterior suena interesante, el problema del juego es que su atractivo se queda justamente ahí. Las peleas no son un bonito caos en el que puedes participar fácilmente puesto que los movimientos de los personajes y la reacción que tienen al ser golpeados depende directamente de la física del juego, lo cuál asegura que no toda reta será igual, pero también que un mismo golpe jamás tendrá el mismo impacto, si es que logra repetirlo como te salió originalmente. ¿Por qué? Primeramente porque sólo cuentas con tres botones de acción: golpe, patada y lanzamiento de objetos, y cada acción varía según la dirección que le des con el stick izquierdo o el movimiento del Sixaxis, el cuál también puede liberar los ataques especiales si lanzas, prácticamente, el control y lo cachas de nuevo en el aire.

Con grandes limitantes.

Ni la noche detiene las peleas.

En serio, no exagero con estos comentarios, la detección de movimiento del control no es buena y la variedad de movimientos, al estar amarrados a la física del juego más que a las acciones del propio jugador, hacen que la experiencia sea un caos en donde realmente no sabes lo que estás haciendo, provocando que Rag Doll Kung Fu: Fists of Plastic se vuelva un título frustrante para muchos y una vez que logras dominar sus reglas, aburrido por las limitadas opciones que ofrece en comparación con cualquier otro juego similar.

Gráficamente el título se ve bien y su presentación, como ocurre en casi todo juego de PlayStation 3, es impresionante, pero el producto final deja mucho que desear, especialmente si consideramos que cuesta 10 dólares. Quizá como una demostración técnica o un chiste valdría la pena, pero no como para invertirle más allá de unos minutos.

Los escenarios se ven bien bonitos.

Lo Imperdible:

  1. Trabajo gráfico es impresionante.
  2. Puede descargarse de manera gratuita una edición para varios jugadores.
  3. Banda sonora esta graciosa.
  4. Diseño de niveles es grandioso.
  5. Manejo de la física real es impresionante.

Lo Impresentable:

  1. Control no es intuitivo.
  2. Reto es, a veces, interesante para varios jugadores.
  3. Manejo del Sixaxis esta muy forzado.
  4. Se vende en US$10 dólares para todas las regiones, pero es descarga gratuita en Norteamérica.

Ouch!

…como demo técnico gratuito, el juego vale la pena como curiosidad menor.”

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