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60 años más de condena por usar un teléfono celular en prisión

Un consejo. Si el largo brazo de la justicia te alcanza en pleno Texas, ten presente que la frase “tienes derecho a una llamada” esconde dos verdades ineludibles: 1) Efectivamente es una y solo una 2) La idea es que la hagas antes de que te pongan del otro lado de los barrotes.

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Que no te pase lo que a Derrick Ross, un ladrón de autos de 38 años que ingresó ilegalmente un teléfono celular a la cárcel de Coffield y lo ocultó en uno de sus calcetines. El tipo se puso tan nervioso que llamó la atención de los gendarmes, quienes allanaron su celda y se encontraron con la sorpresita.

Lo peor vino cuando fiscal Allyson Mitchell decidió convertirlo en el niño símbolo de la justicia penitenciaria, aumentando su pena en ¡60 años! como una forma de enviar un mensaje a “cualquier otra persona que piense en conseguir un teléfono en la cárcel”. Ahora Ross deberá seguir viendo el sol a rayas hasta los 98 años.

¿Por qué tanta cizaña? No sé si se han dado cuenta, pero nuestros amigos de América del norte a veces exageran un poquito y ven en esta medida ejemplar una forma de poner coto al uso de celulares en las cárceles, cuyo utilización esconde los mismos problemas que en nuestro país: los presos los usan para seguir delinquiendo, estafar, traficar drogas y para coordinar todo tipo de ingresos ilegales.

Link: Getting a Cell Phone in Prison Comes with Bundled 60 Additional Years of Time (Mobilewhack)

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