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La Crisis Verde

Hoy es el día de la Tierra, por lo que por una vez en el año no sólo la llevaremos bajo las uñas sino también en nuestros corazones.

Sumándonos a la celebración en VeoVerde, en CHW aprovechamos de reflexionar cómo la crisis económica ha servido para hacer un poco más verde la tecnología, un efecto colateral que nadie esperaba pero que harto bien le hace al planeta.

Lo barato cuesta caro

Mi abuela siempre me dijo que lo barato cuesta caro. Era su manera de explicarme que cuando no se hace una inversión para tener un producto de primera calidad y en cambio se ahorra en sustitutos dudosos, suele ocurrir que terminamos pasando puras rabias y gastando más en reparar o reemplazar el sustituto. Pero ahora que lo pienso… el refrán funciona en ambas direcciones: para poder economizar en el largo plazo, para poder funcionar de manera sustentable y aprovechar racionalmente los recursos, es necesario hacer esfuerzos patentes, invertir fuerte en la investigación y desarrollo de tecnologías más eficientes.

En tiempos de abundancia -como los que vivimos hasta el año pasado- ese esfuerzo en racionalizar el consumo era sólo empujado por la buena intención de los científicos, la imagen corporativa y la responsabilidad social. Todos conceptos muy bonitos pero que no son los criterios principales de decisión en las corporaciones. En otras palabras, para el grueso de las empresas invertir en hacerse energéticamente eficientes era a menudo la última prioridad.

Con ese escenario por muchos documentales, incluso hechos por figuras relevantes como Al Gore, que se hicieran, en su conjunto no tenían la fuerza como para cambiar la marea. Pero como (esto también lo decía mi abuelita) nunca se cierra una puerta sin que se abra una ventana, pasó que una desgracia para el bolsillo de muchos -la crisis económica tornada en recesión mundial- tuvo como efecto colateral la progresiva masificación de una moda verde en el ámbito corporativo: un afortunado respiro para el planeta.

En medio de la crisis todo ha cambiado. Lo que era la última oportunidad se pegó un salto y está en la primera linea. Ahora las empresas han debido reorientar sus perspectivas de viabilidad concediéndole por primera vez una oportunidad a tecnologías verdes que antaño pasaban por alto, y sin escribir un mamotreto al respecto, en este artículo les daremos una pincelada al respecto, como para que lo comenten con sus amigos en el asado del fin de semana y queden como eruditos.

Edificios Verdes

Ante todo, es nuestro deber señalar que siempre han existido los edificios verdes: pueden ir a cerciorarse a la comisaría más cercana. Pero el concepto ha tomado ahora otro significado. Los estudios demuestran que el diseño “Ambientalmente Amigable” en edificios permite recortar entre un 10% y un 20% los costos energéticos asociados a calefacción, aire acondicionado e iluminación. Por ejemplo: no prender la calefacción y el aire acondicionado al mismo tiempo ¿Se fijan? O maximizar el aprovechamiento de la luz diurna, o reemplazar las ampolletas por aquellas de bajo consumo.

Las empresas de Silicon Valley han sido bastante ágiles en plegarse a este concepto de construcción verde, pero más importante aún, las autoridades le han dado empuje por su cuenta. El municipio de San Jose (uno de los que compone la región conocida como Silicon Valley) aprobó en Octubre de 2008 la obligatoriedad -para todo edicio de más de 2300 m2- de adherir  al estandar LEED (Leadership in Energy and Environmental Design).

Queda mucho camino por recorrer en este sentido, y probablemente el salto más complejo es aquel que atañe a las viviendas particulares. Mientras una industria tiene motivaciones económicas para construir instalaciones verdes, a una constructora le da más o menos lo mismo si la gente que vive en sus condominios gasta mucha o poca energía en luz y regulación de temperatura. He ahí que las autoridades deben meter mano empujando la sustentabilidad en la construcción via regulaciones.

Energía Renovable

La cruzada por el ahorro energético es una cadena en donde cada eslabón cuenta. Junto con el diseño de instalaciones que consuman menos energía, también es importante pensar de dónde proviene esa energía. En los Estados Unidos, Google ha sido uno de los activistas (un activista corporativo, claro) en pro de la adopción de fuentes renovables de energía. Y cuando decimos renovables queremos decir que no hace falta quemar cosas ni dinamitar montañas.

Como les contábamos en septiembre, Google intuye que la gente no adopta tecnologías verdes por amor al arte, sino porque son convenientes. Para eso el primer desafío es, claro, hacer de las fuentes de energía renovable algo más conveniente que ahora.

A propósito de Google, este gigante mundial no se conforma con el activismo. El año pasado reporteamos sobre un datacenter acuático que se alimentaba eléctricamente a si mismo tomando energía del vaivén de las olas. Es una interesante lectura.

En cuanto a las energía renovables, la crisis tiene un efecto doble. Por un lado, en un ámbito general, obliga a las empresas a ahorrar para mantenerse vivas. Por otro, en el ámbito particular, la debacle económica trajo consigo una fuerte caída en el precio del petróleo, por lo que el incentivo para descartas los combustibles fósiles desapareció por el momento.

Sin embargo, como idea en el largo plazo no se puede negar que el sólo concepto de “invertir en una fuente de energía propia y gratuita como el sol, el calor de la tierra o el mar” suena ideal.

Procesadores Verdes

Desde que fundamos CHW el panorama de los procesadores ha cambiado diametralmente. Pasamos de procesadores single-core que consumían del orden de 90~100 Watts (AMD Palomino e Intel Prescott) a procesadores multinúcleo que andan por la mitad. En otras palabras, si pensamos que cuadruplicamos el poder y dividimos el consumo en dos, podríamos decir que la tecnología actual es, como mínimo, ocho veces más eficiente que hace 5 años… y eso es poco decir.

Lo importante no es, necesariamente, que se haya podido contar paulatinamente con procesadores más y más eficientes. Mal que mal eso no se hace por amor al arte (o al planeta) sino porque no hay otra salida. En su momento tanto AMD como Intel se vieron forzados a investigar la manera de hacer procesadores más potentes que no se fundieran: era eso o estancarse, se fijan? Pero mientras el foco antes estuvo en “hacer el procesador más potente que se pudiera sin que la atmósfera entrara en ignición” hoy ha cambiado a “hacer el procesador más energéticamente ahorrativo que se pueda manteniendo una potencia que permita trabajar”. He ahí el switch.

Durante mucho tiempo la guerra de los CPUs fue por la corona del rendimiento. Aunque Intel la ha ostentado por largo tiempo, AMD ha mantenido por su parte el argumento de menores costos totales para el ambiente corporativo, basándose en que sus Opterons son menos consumidores que los Intel Xeon. Ese argumento fue por mucho tiempo un consuelo de fanboy, pero hoy es en cambio completamente contingente y relevante.

Quien sabe si para AMD -pese a seguir mostrando cifras rojas mes a mes- cuando se recupere la demanda mundial por PCs y servidores le toca una buena racha.

Todo Verde

Los procesadores son el aspecto más visible en el consumo energético de los PCs: léase “al que le echan la culpa” pero hay muchos otros factores que intervienen en el consumo final y los fabricantes de distintos componentes han empezado a alinearse. Como hemos repetido hasta el cansancio, esto no lo hacen tanto porque amen el planeta, sino porque intuyen en el verde un valor agregado.

En lo que respecta a los discos duros, es patente el ejemplo de Western Digital y sus discos duros ecológicos GreenPower. Estos discos duros pueden ahorrar hasta un 40% de energía en comparación a un modelo común, lo cual a su vez incide en el costo de mantener un datacenter. Según el cálculo de WD, un datacenter que conste de 10.000 HDDs puede ahorrarse USD 100.000 al año sólo por este concepto. Pero además de este modelo clásico de tendencia verde, cabe notar que la progresiva masificación de los discos SSD también contribuirá a disminuir el consumo eléctrico de éstos.  Sin ir más lejos, en enero de este año Samsung anunció un modelo de SSD Verde que promete consumir un 75% menos de energía que modelos SATA de rendimiento comparable.

En cuanto a las placas madres, muchos fabricantes están ofreciendo modelos que dicen ser amigables con el medio ambiente. Asus tiene placas madres con EPU (Energy Processing Unit) que en teoría disminuyen la velocidad del procesador (y su consumo eléctrico) cuando éste no se está ocupando, y Foxconn también tiene una serie verde que promete disminuir consumo sin sacrificar rendimiento.

Aunque lo anterior puede ser un simple invento de marketing, al menos al decir de Gigabyte, el sólo hecho de molestarse en promocionar esa característica nos indica que aquella ha cobrado relevancia.

Conclusión

El paulatino “verdecimiento” de la tecnología, o el uso que hagamos de ella es un proceso que se retroalimienta. A medida que se masifica su uso, las empresas que invirtieron en investigar aquellas alternativas recuperan su inversión y tienen razones para seguir destinando presupuesto a investigaciones adicionales. Paralelamente, su costo de adopción baja progresivamente y en el límite se equipara con las alternativas no-verdes, por lo que más y más empresas se pliegan a su uso en función del ahorro esperado.

La rueda gira y gira, en un ciclo de optimización constante, pero esa rueda no se pone en movimiento por sí sola. Cuando el esfuerzo de muchas personas con conciencia ambiental no era suficiente, tuvo que venir un remezón que, junto con derrumbar muchos de los colosos financieros que conocíamos, puso en movimiento una rueda que en el largo plazo nos hará más ricos que la prosperidad económica per se, porque un planeta vivo y sano es algo que no se puede llegar y comprar en Wall Street.

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