Esto no se ve todos los días
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Google tiene la costumbre de pegar a sus productos el cartel de beta. ¿Por qué? En realidad se me ocurren muchas razones: por un lado, hay un factor cool con sabor a web 2.0 en decirse beta. Por otro, se subentiende que un producto beta está desprovisto de garantías y sujeto a cambios que involucren su misma disponibilidad. En otras palabras, mientras tengan el cartel de beta Google se siente con derecho a descontinuar el servicio: algo letal para todos los que guardamos años de correos en Gmail.
El caso de Google Chrome, el browser con que el gigante de las búsquedas web pretende -según algunos- hacer un sistema operativos sobre el sistema operativo, es igual de beta que sus parientes en la familia Google, pero no por mucho tiempo.
Según Marissa Mayer, una de los VP de Google, el hecho de ser beta ha impedido que Google Chrome sea tomado en serio por los fabricantes, algo que han descubierto una y otra vez al intentar acercamientos por ejemplo con ensambladores de notebooks para añadir Google Chrome como browser por defecto.
Si sólo un cartelito y el número de versión bastan para cambiar la predisposición, entonces no queda más remedio que hacerlo. Ya estaba bueno que se dieran cuenta que jugar a “todo es experimental, nada es real” también tiene su lado malo.
Fuente: TC Magazine