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Derrick “Dirk” Meyer: El nuevo CEO de AMD

📷Hace muy poco hicimos un resumen del trabajo de Héctor Ruiz y del futuro de AMD, y hoy es el turno de analizar a su sucesor, sus orígenes y, quizás más importante, que clase de cambios trae consigo a Advanced Micro Devices.

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La última rendición de cuentas de AMD estuvo marcada por la renuncia de Héctor Ruiz como CEO de la compañía y de la ascensión de su heredero, Derrick «Dirk» Meyer, un ingeniero de tomo y lomo (en contraste con el enfoque administrativo de Ruiz) que lleva consigo la esperanza de muchos: que AMD se dedique a diseñar procesadores y planes concretos en vez de diapositivas de PowerPoint.

Información general y formación profesional

Derrick Meyer nació en 1962 en la ciudad de La Grange, Illinois, Estados Unidos. Su formación primaria y secundaria no fue particularmente notable, y su entrada al mundo computacional sólo empieza en sus años universitarios.

El título principal de Dirk Meyer es el de ingeniero, más específicamente, poseedor del Título de Grado (Bachelor’s degree) de Ingeniería en Computación de la Universidad de Illinois.

Como el grado de ingeniero a secas usualmente no basta para ascender en la escaleras ejecutivas, Meyer también realizó un curso de posgrado (master’s degree) en Administración de Negocios en la Universidad de Boston.

Primeros pasos profesionales

Curiosamente, el primer trabajo de Meyer fue en Intel, donde trabajó desde 1983 hasta 1986 sin mayores sobresaltos.

El éxito en la carrera de Meyer se gestó en Digital Equipment Corporation desde 1986, donde trabajó activamente en la arquitectura de los procesadores Alpha 21064 (1992 – 192 MHz) y Alpha 21164 (1995 – 333 MHz), que –según muchos- sentaron bases fundamentales para el diseño de procesadores para los próximos años.

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Irónicamente, Compaq compró la serie Alpha y la mayoría de DEC para luego vender la propiedad intelectual de la compañía a Intel en el 2001. Después de esto Hewlett-Packard compró Compaq y siguió dando soporte y desarrollando la línea de productos Alpha, algo que sólo terminó en abril del 2007.

Llegada a AMD

Volviendo a la historia de Meyer, el ingeniero arribó a AMD en 1997, desde donde dirigió personalmente los equipos de diseño y desarrollo del Athlon, basado en la arquitectura K7, trabajando con muchos de sus ex-compañeros de DEC, a quienes AMD había contratado luego de que el proyecto Alpha fuera dejado de lado. Desde entonces Dirk rápidamente subió de posición dentro de la compañía, a Vicepresidente de Ingeniería en abril de 1999, Vice-Presidente del Grupo y Gerente General de la división de microprocesadores de AMD en el 2001 y, finalmente, Vice-Presidente Senior y Director Ejecutivo de AMD en el 2002. En esta rápida ascensión Dirk perdió algo del contacto directo con el diseño y fabricación de los procesadores de la compañía, pero aún así se mantuvo relativamente cerca de la gestación del K8 y su entrada triunfal como la línea Opteron en el 2003, y marcando el punto donde AMD inició su dominio sobre Intel y su mayor crecimiento económico, tendencia que duró hasta el 2006.

En este año Meyer es ascendido a Chief Operating Officer (COO) de AMD, y desde entonces mantuvo una posición de poder muy cercana a Héctor Ruiz (entonces CEO de AMD), y desde donde se familiarizó íntimamente con la dirección de la compañía. Desde esta posición Meyer dirigió la empresa de la mano de Héctor Ruiz, incluyendo muchas de las grandes decisiones que tomó la compañía en esta época. La compra de ATI Technologies parece ser un caso puntual, pues se concretó durante el mismo año que Meyer fue nombrado COO y su influencia en esta jugada no es clara.

Las decisiones hasta el 2008

Derrick Meyer participó activamente en las decisiones administrativas de AMD en el periodo 2006 – 2008, que no ha sido el más propicio para la compañía. El atraso de la arquitectura detrás de los procesadores Phenom Agena y Opteron Barcelona fue un golpe bajo a la historia ingenieril de Dirk, y el mal manejo administrativo de la errata TLB atrasó los envíos de la mayoría de los procesadores Barcelona desde finales del 2007 hasta principios del 2008, generando grandes pérdidas en este periodo, en el que AMD aún estaba cargando con la compra de ATI el pasado año.

Estos errores de ingeniería y administración han mantenido a AMD lejos de los números azules en sus cuentas por muchos trimestres, desplomando el valor de sus acciones y, en consecuencia, de la compañía en sí, alejando la seguridad que emanaba durante el éxito de K8.

Pasando la batuta

Hace un par de días Héctor Ruiz finalmente decidió dejar el cargo de ejecutivo en jefe de AMD, con tal de enfocarse en la batalla legal contra Intel en sus múltiples casos anti-monopolio que se llevan a cabo alrededor del globo, en el modelo asset-light de la compañía y en sus iniciativas sociales, como por ejemplo 50×15 (50% del mundo con acceso a Internet para el 2015).

En su lugar queda el protagonista de este artículo, Derrick Meyer, que no escatimó en elogios para Ruiz en la conferencia recién pasada, halagando sus «esfuerzos de expansión en China, América Latina, India y Medio Oriente» como también su «re-establecimiento con los más grandes OEM y firmas de software en esta industria». Finalmente, Meyer alabó el «coraje con el que había lanzado la iniciativa global para la competencia justa y abierta. Una batalla que estamos ganando para el beneficio de la industria y de los consumidores en todas partes».

El futuro de AMD con un ingeniero a la cabeza

La entrada de Meyer como CEO de AMD ha sido recibida con opiniones opuestas en ejecutivos y analistas. En una mano están quienes afirman que la formación profesional de Meyer y sus largos años trabajando hombro a hombro con el diseño de procesadores le darán una mirada pragmática acerca del principal negocio de AMD, los procesadores X86, ofreciendo palabras realistas a accionistas y analistas, y dejando a la compañía como una empresa más seria a ojos de la bolsa.

En la otra mano, otros afirman que Meyer puede contar con todas las calificaciones de un brillante ingeniero en computación, pero que no tiene la lengua de plata necesaria para tratar con grandes clientes y aliados comerciales en términos ejecutivos, a pesar de sus estudios en este campo. Además, aún existen dudas acerca de la real participación de Meyer en las decisiones que tomó AMD entre el 2006 y 2008, que repercutirán por un buen tiempo, especialmente en los análisis financieros de la compañía.

Conclusión: Los retos para Derick Meyer

Sin importar las especulaciones que rodean el ascenso de Derick Meyer a la capitanía de AMD una cosa es clara, tal y como se dijo hace muy poco la compañía está en un punto de inflexión, utilizó todos sus recursos en armar la única potencia individual capaz de desplegar un procesador, chipset y solución gráfica de gama alta sin siquiera inmutarse, un plan audaz que Meyer tendrá que elaborar con cautela para que rinda frutos lo antes posible.

A corto plazo l e queda el lanzamiento ya inminente de Puma, la plataforma móvil de AMD competencia del Centrino de Intel, que promete mostrarnos una digna rivalidad técnica, pero que no resultará en nada si la empresa no logra posicionar notebooks equipados con esta plataforma en las tiendas, donde el marketing que Intel sembró con Centrino ha sido catalogado incluso de «espectacular».

En el largo plazo están finalmente las armas prometidas de AMD. En primer lugar, Fusion, el chip híbrido procesador / GPU que debiera aparecer el 2009 y que fue presentado el 2007 como una mezcla de la futura arquitectura X86 de AMD con una solución gráfica integrada, pero que luego fue actualizada como un derivado del K10 actual con GPU a bordo.

La segunda jugada que queda en manos de Meyer es justamente la nueva arquitectura para procesadores de AMD, más conocida como Bulldozer, inicialmente prometida para el 2009 pero retrasada hasta el 2010 según los últimos roadmap de la compañía (lo que explica en parte el cambio en Fusion). El cambio parece responder al interés de AMD en tratar de consolidar su posición en vez de proyectarse y poner todas sus fichas en un futuro algo incierto.

Con estas obligaciones bajo el cinturón, Meyer tiene las manos llenas para tratar de traer de vuelta a AMD a su época de gloria y enfrentarse en dos frentes simultáneos con rivales que le superan ampliamente en recursos económicos.

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