Código abierto, celda cerrada
Un singular caso se está llevando a cabo en la Corte de Apelaciones de Kentucky, en donde se está cuestionando el software propietario que corre en los Breathalizers, aquellas maquinitas que en chile se conocen como alcohotest y en las que un conductor sopla para determinar si acaso está sobrio, alegre, pasado, o derechamente en coma etílico con BSOD.
Estas máquinas son suministradas por una empresa X y vienen con el código precargado como es bastante lógico suponer. Sin embargo, un abogado defendiendo a un conductor pasado de copas planteó la defensa: “yo no sé si esa máquina sea de fiar, hace falta que un experto revise el código”.
Dicho y hecho: la corte ordenó abrir el código. ¿Tiene acaso jurisdicción para forzar al proveedor a hacer tal cosa? Muy pronto vamos a averiguarlo.
Fuente: Ars Technica