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Review: iPod Nano 3G

Hace un par de días llegó sorpresivamente un nuevo gadget para revisión a los laboratorios de TecnoSquad: un flamante iPod Nano de tercera generación en color plateado y con capacidad de 4 GB, lanzado hace sólo un par de semanas de forma oficial en Estados Unidos, y ya disponible en algunas tiendas locales.

En este review sorpresa veremos si la versión “regordeta” de la línea Nano cumple con las expectativas, si es un firme paso adelante en esta serie, y si se justifica el cambio desde las anteriores ediciones.


Primera mirada

El iPod Nano 3G viene en una caja plástica muy similar a su antecesor directo, pero con una forma más cuadrada para ser congruente con las dimensiones del nuevo reproductor.

Una vez despojado de la tapa plástica superior nos encontramos con el reproductor firmemente sujeto por un par de pinzas de acrílico transparente y emanando la típica aura de líneas limpias de los reproductores de Apple.

Liberar al Nano de su empaque es sencillo: basta hacer un poco de presión en contra del gancho superior y se retira el PMP.

En la parte inferior del empaque, y astutamente encubiertos, nos encontramos con los accesorios básicos que acompañan al Nano: cable de conexión USB, manual, audífonos y un adaptador plástico para hacer compatible al nuevo reproductor con los dock existentes para sus hermanos más grandes.

 

El Nano en sí asombra a primera mirada con su forma, que desecha el estilo largo y estilizado de las primeras dos generaciones a favor de un aspecto más cuadrado para poder albergar una gran pantalla widescreen de 2” (320 x 240 de resolución) en su cara frontal, además del omnipresente ClickWheel, que, como veremos luego, parece ser un poco más pequeño y estrecho que en ediciones anteriores.

Al igual que su antecesor directo, el Nano 3G tiene una cubierta de aluminio anodizado, a diferencia del Nano original con su cuerpo de policarbonato susceptible a rayones. La textura de la nueva cubierta es agradable al tacto, en un buen equilibrio entre suavidad y tosquedad, y da la sensación de ser muy resistente.

La parte trasera del Nano está compuesta por la ya clásica cubierta metálica con el logo de Apple y la capacidad del reproductor, además de otros detalles. La tapa, a pesar de su innata dureza, es muy susceptible a rayones, algo que nuestra unidad de pruebas demostró rápidamente, así que una funda es casi imprescindible. También cabe recordar que esta cubierta imposibilita cambiar la batería sin violar nuestra garantía, una de las críticas más grandes que se le hace a Apple con respecto a sus reproductores.

Todos los lados del Nano están desprovistos de puertos, exceptuando el inferior en el que se aprecian el switch de “hold” (para bloquear los controles), el puerto propietario de transferencia de datos y el puerto de 3,5 milímetros convencional para salida de audio. El botón de bloqueo tiene una dureza inusual, y su pequeño relieve requerirá utilizar nuestra uña para empujarlo cómodamente, mientras que el conector de audio tiene cierta resistencia en su parte final, seguramente para darle más firmeza a los audífonos que decidamos utilizar.

Una vez en nuestra mano, el ancho del nuevo Nano se ajusta bastante bien a la palma y los dedos se amoldan de forma natural al nuevo sistema, mientras que la sensación de inestabilidad al ver su pequeña altura no pasa de ser eso al notar que es soportado perfectamente por los dedos.

Comparaciones con el Nano 1G

Por suerte contamos con uno iPod Nano de primera generación para hacer las comparaciones correspondientes, y las fotos debieran bastar para sacar las conclusiones más inmediatas, pero lo más importante (además del cambio de forma y material) es que la rueda de navegación efectivamente es más pequeña y estrecha, y apoyar por completo la yema del pulgar es algo más difícil que en las versiones anteriores, también es importante destacar que la impresión metálica del aluminio anodizado es muy diferente a la del policarbonato, algo que puede o no ser del agrado del público objetivo.

Mirada interna

Luego de configurarlo y sincronizar nuestras librerías con iTunes (un proceso bastante rápido), el iPod está listo para ser usado, y una pantalla brillante nos muestra el menú principal en la mitad izquierda con una especie de “vitrina” en la derecha, que muestra transiciones de imágenes en movimiento acordes a la selección marcada en el menú. Por ejemplo, al seleccionar el ítem “Música” las carátulas de nuestros álbumes almacenados serán desplegadas mientras que al marcar “Fotos” se seleccionarán imágenes al azar en la galería para presentarlas. El efecto en conjunto es muy atrayente, y hace de la navegación algo más dinámico y colorido en comparación con los menúes estáticos de sus antecesores.

Desde este menú (con ítems configurables) podemos acceder al contenido de nuestro iPod (Música, videos, fotos y podcasts), además de los “extras” del PMP, que incluyen:

  1. Relojes internacionales
  2. Calendario
  3. Agenda
  4. Alarma
  5. Juegos
  6. Notas (archivos de texto)
  7. Cronómetro

Sus funciones son más que evidentes, y sólo mencionaremos que los juegos incluidos son “Vortex” (una especia de Arkanoid circular), solitario y una trivia que usa la información de las pistas que actualmente están en el iPod, además de preguntas genéricas del mundo de la música y el cine.

El menú de música nos permite, como siempre, escoger discos o títulos específicos por artista, álbum, género, etc. pero el punto más importante es la incorporación de CoverFlow en esta última encarnación del iPod Nano. Esta interfaz te permite usar la rueda de navegación para “hojear” por las carátulas de los álbumes guardados en el reproductor en una vista “semi 3D”, para luego escoger la canción específica que queramos escuchar desde un menú desplegable.

En la práctica el sistema es mucho más fluido de lo que uno se esperaría de un gadget tan pequeño, y las ilustraciones son nítidas gracias a la pantalla de alta resolución. Los puntos en contra de este sistema son un ligero efecto de pixelado en los bordes de las carátulas y los menúes al ser redimensionados, y una lentitud en la carga de las imágenes al navegar rápidamente entre ellas, dejando un cuadro gris con una nota musical como reemplazo auxiliar mientras se busca la información; este mismo cuadro gris aparece cuando el álbum no tiene imagen asociada.

La calidad de audio del iPod está más allá de lo que sus débiles audífonos incluidos (o de hecho, cualquier par de audífonos de bajo costo) pueden reproducir, en particular la respuesta de bajos (una de las pocas críticas a la calidad sonora del iPod) fue tan buena como permitieron los audífonos ocupados para la prueba práctica en terreno. Durante los tests tampoco se percibió ningún siseo, distorsiones o “quiebres” típicos en reproductores de bajo costo, aunque evidentemente esto también dependerá de la calidad de la pista que está siendo escuchada.

En el apartado de videos el Nano 3G dispone de tres categorías: Películas, Programas de TV y VideoClips, además de poder configurar ajustes básicos de reproducción. Una vez codificados y transferidos al iPod, los dichos de Apple de que esta es “la pantalla más densa en píxeles de su línea” es más que justificada al ver la increíble nitidez de los videos, acompañada de un alto contraste y brillo, además de una profundidad de colores que uno no se espera de un reproductor de estas dimensiones. Pasadas las primeras impresiones, nos damos cuenta que la pantalla con sus dos pulgadas de tamaño diagonal es muy pequeña como para hacer cómoda la visión de una película entera pero más que suficiente para ver shows de televisión de 20 minutos en promedio. El último punto que cabe mencionar es que los posibles subtítulos del video son legibles (si es que son de buena calidad), pero su lectura puede ser incómoda pasados unos minutos.

Algo que cabe mencionar es que nuestra unidad de pruebas tiene un píxel muerto cerca del centro de la pantalla, de más está decir que nuestro caso es fortuito pero su presencia realmente puede arruinar algunos momentos y el fondo blanco en el modo de reproducción de video no ayuda mucho.

Finalmente, tenemos las secciones de Fotos y Podcasts, la primera permite (como dice su nombre) la visualización de imágenes sincronizadas con nuestro PC y redimensionadas vía iTunes, presentándolas como una serie de diapositivas que pueden ser organizadas en carpetas. Por su parte el modo de Podcasts almacena los archivos de audio sindicados que iTunes mantiene al día automáticamente para nuestra comodidad.

Conexión y sincronización

Como bien sabemos, uno de los puntos fuertes del iPod es su sincronización con nuestro PC gracias al programa iTunes, que organiza principalmente nuestra música y podcasts y, en menor medida, nuestros videos y fotos para que sólo baste conectar nuestro reproductor al PC para que todo el proceso sea llevado a cabo. Cabe mencionar que el iPod Nano cuenta con un “modo de disco”, que permite traspasar archivos directamente a su memoria usando, por ejemplo, el Explorador de Windows, pero este modo sólo cumple funciones de almacenamiento y no de reproducción, con el caso excepcional de archivos de texto TXT que se pueden visualizar en el reproductor si están en una carpeta especial. En cualquier caso el uso del iPod como “pendrive” es algo complicado y poco recomendado para mover archivos día a día.

La gestión de los archivos de música con iTunes es sumamente simple y con unos cuantos clicks importaremos toda nuestra música al programa para proceder a catalogarla gracias a sus tags (ID3 para el caso de los MP3). Desde ese momento la sincronización de la música es transparente, y queda organizada de forma ordenada en nuestro reproductor. La historia con los podcasts es similar, iTunes los mantiene actualizados y los carga en el iPod cuando es necesario.

Por su parte la reproducción de video es sorprendentemente más tosca que su contraparte al manejar archivos que ya estaban en nuestro PC (i.e.: no comprados por la tienda online de Apple), dejándolos a todos en una suerte de “carpeta común” en la que vienen incluidos algunos clips adicionales incluidos con el programa. El manejo de los archivos es algo lento, incluso en las acciones más comunes, y su reproducción en sí es de una calidad deplorable por decir lo menos. A pesar de que iTunes no está pensado para ser un programa de reproducción exclusivo este punto no puede ser dejado de lado.

Los problemas más graves al usar iTunes como programa coordinador de video es a la hora de convertir videos al formato y requerimientos de nuestro iPod (formato MP4 / códec H.264 / 320×240 de resolución / Audio AAC), pues el programa, que permite la conversión nativa de video al “formato iPod”, no soporta códecs fuente como Xvid y similares, muy populares en los videos que circulan por la red y que requerirán una conversión previa de la fuente a un formato tradicional antes de siquiera ser reconocido por iTunes. Pasado este engorroso proceso nos veremos obligados a esperar a que el proceso se lleve a cabo, tarea que toma un tiempo inusualmente largo (incluso trabajando en un procesador Core 2 Duo corriendo en exceso de 3 GHz) si es que se trata de un archivo de largo considerable (~20 minutos). Los resultados de la codificación por su parte son de calidad excelente y no se notó ninguna aberración en la reproducción.

Finalmente tenemos la calidad de la conexión en sí, o sea, el nivel de sincronización entre el iPod y iTunes, que la mayoría del tiempo es transparente y razonablemente rápida (el iPod es reconocido y expulsado con buena velocidad), pero en ciertos momentos pareciera que se desconectaba y volvía a conectar sin motivo aparente y de forma casi aleatoria, problema que se solucionó al activar la configuración manual, lo que da un manejo más directo de lo que está siendo transferido.

Pruebas reales

Para probar la última encarnación del iPod Nano en el “mundo real”, se optó por una prueba tradicional en terreno: acarrearlo en un trayecto de unas tres horas cruzando la ciudad, sometiéndolo a un uso que se podría considerar casual.

En primer lugar notamos la buena legibilidad de la pantalla, incluso bajo el sol directo, y la intensidad del audio fue lo suficientemente alta como para considerar un 60 – 65% de volumen suficiente para escuchar claramente la música sin lastimar los oídos. El control de reproducción y volumen resulta ser muy difícil (casi imposible) estando el reproductor en el bolsillo, tanto por el sistema de navegación táctil con ClickWheel como por la resistencia del switch de bloqueo (Hold), factores que obligan a sacar el reproductor al momento de realizar algún ajuste, que además de ser un poco incómodo también puede resultar ser peligroso al caminar por la calle.

La autonomía del equipo fue notable, restando lo que parece ser el mínimo de carga medible del total una vez terminado el trayecto.

Resumen

La nueva encarnación del iPod Nano parece ser un giro radical para una serie que se caracterizaba por su perfil alto y delgado, pero el nuevo diseño funciona y le permite jactarse de lo que parece ser una de las mejores pantallas de su rubro que permite apreciar las nuevas prestaciones de CoverFlow y reproducción de video en todo su esplendor, pero que a pesar de ser “interesantes” no justifican el desechar un iPod Nano anterior a menos que uno busque un salto en capacidad de almacenamiento.

Lo Bueno

  1. Cuerpo sólido.
  2. Forma que “simplemente funciona”.
  3. Pantalla grande (en su campo), brillante y nítida.
  4. Reproducción de audio impecable para efectos convencionales.
  5. Reproducción de video intachable en los límites de su pantalla.
  6. Mayor capacidad que sus antecesores.
  7. Excelente sistema de sincronización de audio.
  8. CoverFlow “bastante” funcional.
  9. Interfaz gráfica dinámica.
  10. Autonomía notable.

Lo malo

  1. Características débiles por su precio (poca capacidad, memoria no expandible, no tiene Bluetooth ni micrófono).
  2. Batería no accesible sin violar garantía.
  3. ClickWheel de tamaño reducido.
  4. Audífonos incluidos de poca calidad.
  5. Problemas de sincronización con videos.
  6. Pequeños detalles de CoverFlow.
  7. Su uso sin verlo (e.g.: en un bolsillo) es difícil / imposible.

Lo feo

  1. La unidad tiene un píxel muerto (es fortuito, pero es una unidad que le pudo haber tocado a un comprador y las garantías en este aspecto son horribles a pesar de la legislación local).
  2. iTunes requiere de “programas adicionales” para ser 100% funcional al manejar videos.
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