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No se pongan creativos

Si programaras un software que en alguna parte de su nombre dijera “Windows”, podrías recibir un simpático mail recomendándote que mejor renunciaras al nombre, porque hey, una firma con cientos de abogados no suele perder.

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Entérense de la historia de un australiano que por programar un shareware terminó amenazado y engañado.

David y Goliat

La historia que alguna vez nos contaron a todos en la escuela, sobre el pastor chicoco que habla con Dios y se agranda y termina luchando contra un gigante, al cual derrota gracias al uso del vandalismo (tirar piedras) es un símbolo patriótico pero también moral: todos hemos luchado en desventaja y nos acordamos de la comparación como para pensar que siempre se puede ganar.

En realidad, dicen que por haber matado al gigantón David sólo se buscó problemas, porque eventualmente tuvo que ser rey, se enamoró de una mina, mandó al marido a la guerra para poder avivarse con ella y las cosas no salieron del todo bien. Al final, el vandalismo no paga, pero si en vez de usar un peñascazo hubiera intentado ganar con una espada probablemente hubiera terminado cortado en dos.

Les comento esto porque cuando un pequeño lucha contra un grande por lo general le va mal. A veces pierde, otras veces cree que gana pero termina siendo rey y luego vienen 30 siglos de antisemitismo y guerra. A lo mejor conviene perder desde un principio, pero a veces cuando eres sabio y sabiendo que no puedes ganar, te rindes de una… das la mano y te toman el pié, o incluso el quetejedi.

Eso fué lo que le pasó a un australiano que, abordado por los abogados de Microsoft, prefirió rendirse pacíficamente, sólo para descubrir que se lo madrugaron.

Defender

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Aparte de ser un interesante juego de Atari 2600, el Defender, o más exactamente el Windows Defender era un programa que el australiano Adam Lyttle creó y distribuía como shareware. Qué hacia? No tengo idea… supongo que te defendía de algo, pero no sabría decir si era del sarro, las colectas, las pololas gordas o el spyware.

Resulta que aunque el software había sido descontinuado hacía más de un año, Lyttle recibió un mail de la empresa Seed IP, que actuando a nombre de Microsoft le dijo que su software, llamado Windows Defender, estaba al borde de la ilegalidad por cuanto la palabra Windows era propiedad de Microsoft.

Aunque el mail tenía en general un tono amistoso, veladamente amenazaba con las penas del infierno a quienes quisieran oponerse a los designios de Microsoft. En esta ocasión, David no tenía a Dios como coach en la batalla… más bien tenía al “príncipe de este mundo” en su contra.

Como el software estaba descontinuado, y Lyttle no tenía sobre él ningún plan más que los derechos sobre el nombre que había patentado en alguna oportunidad, respondió afirmativamente a esta amenaza disfrazada de petición, y accedió a renunciar al nombre “Windows” en su producto.

A las dos semanas vuelve a recibir un mail, en donde se le felicita por la desición y se le recomiendan las medidas a tomar, entre las cuales se cuentan:

  • Que no usará el nombre “Windows Defender” para su producto ni ningún otro que cree en el futuro.
  • Que no usará la palabra “Windows”, “windows” ni el sufijo “indows” en ningún producto que cree en el futuro
  • Que ceda en forma irrevocable y desinteresada el nombre “Windows Defender” a Microsoft.

    Las dos primeras suenan razonable… pero para qué pedirle la cesión del nombre de su software, patentado en Australia?

    Esta cláusula le pareció rara e hizo lo que un chileno haría: en vez de ir donde un abogado, fué donde “el Lucho, que estudia derecho”. El viejo recurso de consultar amigos universitarios para ahorrarse la comisión de un abogado de verdad.

    Aunque al Lucho se extrañó también ante esa cláusula, parece que no le iba demasiado bien en derecho comercial (o como se llame ese ramo) y éste le recomendó acceder a ella, por rara que fuera, para evitar problemas con una firma que, a la larga, igual ganaría.

    Adam Lyttle accedió,y nunca más tuvo un problema. Lo que sí tuvo fué una sorpresa:

    El software “Microsoft Antispyware” en su nueva versión se llamará “Microsft Windows Defender” un nombre bajo el cual no podría haber sido comercializado en australia por superponerse con la patente de Adam Lyttle.

    Estamos claros en que Microsoft no da puntada sin hilo, pero me quedan ciertos pensamientos al respecto.

    Si el problema de Windows Defender era que al usar el nombre Windows estaba usando un término usufructuado por M$… bueno, eso se podría haber arreglado en un juicio en donde M$ podría haber conseguido un cambio de nombre… pero no. Lo que hicieron fué amedrentar a una persona para que, entre otras cláusulas, y pasado bajo el acuerdo como gato por liebre, cediera los derechos que otrora hubiesen tenido que comprar. Porque es cierto que Windows es su marca registrada… pero “Defender”? Obvio que no.

    Al menos, esta vez, gracias al temor que infundieron en Adam Lyttle y su amigo el Lucho, que estudia derecho, podrán distribuir el Microsoft Windows Defender en Australia sin pagar patente: ya se la quitaron a Adam.

    No dejo de pensar en que, con una cuarta parte de lo que le pagaron a los abogados, pudieron haber comprado honestamente el nombre y todos estaríamos satisfechos… parece que el lema es que los programadores independientes, que merecerían aunque fuera 100 dólares, no reciban ni un peso.

    Fuentes:
    Blog de Adam Lyttle
    The Age

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