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El Pentium M, dos caras de la sopaipilla

En GamePC los computines se volvieron locos echando a pelear el Pentium M contra el Athlon 64 Winchester, obteniendo resultados sorprendentes y espectaculares. Al mismo tiempo, el anciano maestro Anand se mandó un volón filosófico y analizó la viabilidad del Pentium M como procesador desktop.

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Como leí­­ ambos artí­­culos, mi posición respecto al tema es más ambigua que Sebastián Piñera como aliado polí­­tico, pero al menos ahora tengo una perspectiva amplia sobre el tema. ¿Les cuento?

Rinde como el Té Supremo

Probablemente varios aquí­­ no se acuerdan, pero el lema de té supremo era que con una bolsita podí­­as hacer varias tazas de té, así­­ que se producí­­a “rotación” de la bolsa entre la familia. Ahora la idea resulta absurda… pero ahora que todos quieren procesadores de 64 bits, recuerden que hace un cuarto de siglo el paí­­s entero andaba más pobre que el flauta.

Bueno, aunque estoy conciente de que mi redacción puede marear al lector, espero que nadie haya entendido del párrafo anterior que la idea es meter un Pentium M en una taza de agua hirviendo, ok? El procesador es rendidor, claro, pero en otro sentido de la palabra.

En el sitio GamePC dijeron: “a ver… tanto el Pentium M como el Winchester están fabricados en 90 nm, lo cual en general implica menor temperatura a menos que seas un Prescott.”

Luego siguieron pensando: “Ambos procesadores se desenvuelven alrededor de los 2 Ghz”.

Y finalmente dijeron: “Gonzales y Perez son los delanteros más inoperantes que han pisado una cancha”. Tení­­an razón, claro, pero sólo cuando hablamos de la roja.

La cosa es que decidieron hacer un bench completo entre ambas plataformas.

Sólo consumo!

Si el mundo de la computación fuera como un pub del barrio Suecia, entonces los procesadores valdrí­­an únicamente lo que consumen. En ese mundo hipotético, el Pentium M serí­­a más mejor que el Winchester:

Pero claro, el Winchester nunca ha estado pensado para ser un procesador portátil, así­­ que mientras hablemos de temperaturas que no se acerquen a la fisión nuclear, no es pecado calentarse como un Winchester. Por el contrario, este procesador es térmicamente más eficiente que un desktop común. El Pentium M, por su parte, no sólo está pensado para ser portátil, sino que además es el más ahorrativo de entre su categorí­­a, y eso se mantiene incluso llevándolo a una placa desktop.

Vamos con Sandra

Recuerdo que mi profesora de computación se llamaba Sandra. Era harto, harto atractiva y jovencita. Le decí­­amos Sandrita en su presencia, y San Rica a sus espaldas. Más de alguno se confundió o fingió confundirse, y ella no se daba por aludida. En fin, no sé porqué me acordé de ella pero como se dice en el dominó: “donde la pillo la mato”.

Dejándonos de disgresiones, en el test Sandra los resultados son predecibles. El test Aritmethic Benchmark mide la capacidad en bruto del procesador, sin considerar su comunicación con la memoria ni su interacción con el caché.

El Pentium M se queda un poco por detrás del Athlon 64, pero presenta una buena pelea. En cambio, cuando se trata de memoria, el hecho de contar con un bus de 333 y encima single channel limita mucho al cpu intel:

Basta de sintéticos

Dejando de lado el resultado del Sandra, y pasando a aplicaciones reales, el Pentium M sufre dos efectos. Por un lado, se resiente por el cuello de botella de las memorias, que le suministran cuando mucho 2.7 GB/s, en circunstancias que este procesador necesitarí­­a 3.2 GB/s para funcionar en condiciones ideales. La culpa de esto es que tanto la placa DFI como la Aopen utilizaron el chipset Intel 855GM, en vez del nuevo 915 para portátiles, que soporta dual channel y puede usarse con DDR y DDR2.

El otro efecto que se marca es que ahora el Pentium M puede hacer uso de su caché L2, el cual es 4 veces más grande que el de un Whinchester (nada menos que 2 MB) y de menor latencia.

La superposición de ambas circunstancias de todos modos favorece al pentium, el cual derrota al AMD en varios juegos y aplicaciones:

En conclusión, si nos remitiéramos únicamente a este artí­­culo, concluirí­­amos que el Pentium M, con todas las desventajas que derivan de no haber sido pensado originalmente para desktop, resulta un mejor CPU que el Athlon 64 Winchester.

Pero como decí­­a Hegel, a toda tésis se opone una antí­­tesis, así­­ que de sopetón me encontré con la opinión de Anand, que merece ser analizada.

Anand y el contrapunto

El erudito de origen indio se explayó sobre las bondades y desventajas del Pentium M, comentando la historia que lo llevó a existir, sus principales caracterí­­sticas y las claves para entender su posición en la industria actual.

En varias ocasiones les hemos contado cómo el Pentium M no fué ideado como una variante del Pentium 4, sino que fué diseñada desde cero por un team israelí­­. En rigor, no fué taaan diseñada desde cero. Resulta que Intel le pidió a este team que desarrollara un sistema integrado de bajo consumo y bajo precio, que incluyera controlador de memoria y video integrado.

Este procesador se venderí­­a en sistemas integrados, en una propuesta de “su PC por 600 dolares” que habí­­a ideado Intel. Finalmente, el Timna, nombre que llevarí­­a ese proyecto, se suspendió porque los análisis de mercado apuntaban a que no tendrí­­a éxito.

El team fué redestinado hacia la creación de un CPU portátil que a la larga serí­­a el Pentium M, trabajo en el cual los israelí­­es reciclaron algunas ideas que habí­­an desarrollado para el Timna.

Era obvio que implementar un pipeline larguí­­simo como el del pentium 4 derivarí­­a en muchos ciclos perdidos, gasto de energí­­a inútil y poca eficiencia. Así­­ que en vez de buscar el menor consumo dado el rendimiento, trataron de maximizar el rendimiento dado un consumo inusualmente bajo.

¿Cómo podrí­­an hacer esto? Para empezar, tomaron el ALU del Pentium III y lo modificaron para darle más poder de procesamiento. Segundo, implementaron un caché L2 que tuviera bajo consumo, muy baja latencia y siempre estuviera lleno, cosa que el CPU no tuviese tiempos muertos. Y para asegurar que siempre la información correcta estuviera a mano, incorporaron también un algoritmo predictivo muy superior a los conocidos en la época.

Por supuesto, hay otros avances que hicieron del Pentium M una joya del diseño, pero eso ya requiere un Tbon explicando y la verdad, tampoco es preciso ponernos técnicos.

El resultado fué un procesador que casi no malgasta ciclos, por lo cual funcionando a baja velocidad logra procesar en forma tremendamente eficiente. Hasta ahí­­, y a la luz del review de GamePC, puras flores para el Pentium M. Pero cabe preguntarse…¿es el Pentium M una alternativa viable para los PC de escritorio?

Bueno… ¿es?

No tenemos la respuesta, pequeño saltamontes. Lo que hacemos es darte las herramientas para que tú mismo lo concluyas, lo que equivale a decir que no estamos dispuestos a mojarnos el potito.

Veamos los problemas que hacen del Pentium M una plataforma no tan atractiva como se podrí­­a pensar:

  • El problema de los chipsets: El Pentium M, pese a tener un orden de pines igual al del Pentium 4, tiene una estructura completamente diferente. Digamos que el pin 45 es un Pentium M es tierra y
    en un Pentium 4 es el que determina el multiplicador… osea peras con manzanas.

    Bastarí­­a reordenar los pines del socket para usar un chipset de Pentium 4? Tampoco, porque el Pentium M funciona con voltajes distintos que ningún chipset de P4 puede suministrar.

    Al final, tratar de mezclar una placa P4 y un CPU Pentium M es como tratar de hacer una llamada por la ducha teléfono: es un error conceptual y te puede aguar la fiesta.

    Qué se desprende de esto? Que la oferta de placas para el Pentium M es limitada. De hecho se limita a dos, y estas dos usan el chipset Intel 855GM, que no incorpora todas las chorezas del más reciente, el Intel mobile 915.

    Pero pensemos por un momento que tanto la placa Aopen como la DFI sí­­ usan este chipset cabrón… aunque así­­ fuera, no son chipsets pensados para tener 150 chiches. No lo puedes comparar con una placa desktop que trae 24 usb, 8 Sata, IEEE1394, etc etc. El chipset no está pensado para añadir esas cosas, así­­ que vamos poniéndole controladoras de terceros fabricantes, osea vamos subiendo el precio.

  • Factor Precio: Otro tema determinante a considerar es el precio.

    El Pentium M resulta caro incluso comparado con sus primos Pentium 4. Pensemos que un Athlon 64 3500+ está costando 250 dolares, mientras que un Pentium M se vende a 650 dolares. Cambia la cosa.

    Pero el problema no termina ahí­­, porque cuando pensamos en la placa madre, hablamos de dos alternativas de 260 dolares cada una… eso es casi el doble de lo que cuestan las placas ricas socket 939.

    El costo total de una plataforma Pentium M, por rica que sea, te alcanza para comprar el Athlon 64 más cabrón que se te ocurra y encima te sobra plata. Está bien que el Pentium M sea rico… pero será para tanto?

  • Punto Flotante: Se ha señalado que el Pentium M tiene su talón de aquiles en las aplicaciones que dependen de la capacidad para realizar operaciones de punto flotante. Utilizando el benchmark “flops” que se limita a medir este rendimiento usando únicamente el caché L1, osea dejando de lado la interacción con el caché L2 o la memoria, muestra que el Pentium M es comparativamente débil en comparación con otros CPU de escritorio:

    Camino de upgrade limitado

    Los Pentium M siempre estuvieron pensados para tener una frontera de velocidad definida. Cuando lanzan una familia de estos procesadores dicen “ya, esta cuestión existe entre 1.6 y 2 Ghz”. Y se acabó el cuento. Los Pentium M que existen ahora son todos los que existirán. Cuando la potencia se haga poca, sacarán otra familia -como el Yonah- pero no sacarán modelos de Dothan a mayor velocidad.

    En otras palabras, esta plataforma no es escalable. Cuando tu desktop te quede chico, sonaste, tendrás que cambiar el conjunto… a menos que pienses que una placa con chipset 855GM se puede un Yonah dual core.

    En resumen…

    A la hora de pensar en el Pentium M como un CPU de escritorio, hay que poner en la balanza que el Pentium M rinde excepcionalmente bien debido a sus eficientes algoritmos predictivos, su amplio caché L2, que encima es de baja latencia, y finalmente que está construí­­do en 90nm sin por eso ser una mugre como el Prescott, lo cual es un merito si pensamos que Intel no domina la tecnologí­­a SOI.

    Sin embargo, en lo que se refiere a la memoria este CPU está amordazado y limitado por el bus de la plataforma, y además, el cálculo de operaciones de punto flotante no es tan potente como el de un procesador desktop.

    Adicionalmente a los detalles técnicos, hay una serie de externalidades que enturbian el problema y ya no lo hacen tan bonito.

    Tal parece que este procesador es como un Mini Cooper. Un producto atractivo, pequeño, y cool, pero al fin y al cabo un capricho, un capricho que puede costarte mucha plata o muchos dolores de cabeza, o una mezcla de ambos.

    Fuentes:

    GamePC.
    Anand Tech.

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