Las tormentas solares han objeto de investigación en los últimos años, debido a que existe la posibilidad de que una llamarada de nuestra estrella masiva, nos afecte directamente en la Tierra.
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Expertos en el campo de la astrofísica intentan comprender el comportamiento de los ciclos solares, en los que se suelen desprender ráfagas de energía que repercuten directamente en el campo magnético de nuestro planeta.
La posibilidad de afectaciones como consecuencia a los fenómenos del Sol siempre están dentro de la estadística. Pero una reciente investigación que llevaron a cabo científicos de la Universidad de Chile ha demostrado que una geotormenta podría provocar un ‘blackout’ masivo mucho más pronto de lo que se piensa.
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Una nota que publica la gente de El Mostrador, detalla que la investigación (o el Paper) de estos expertos chilenos aparece en la revista científica Space Weather. Explican que es uno de los informes más leídos desde su publicación, cuestión que certifica la seriedad del asunto.
Una tormenta solar genera comportamientos inusuales en los campos magnéticos de la Tierra. Y de esta manera afecta la navegación y la aeronáutica, ya que altera las brújulas. El sitio mencionado indica que un fenómeno similar “provocó apagones en 1989 y 2003″.
Una cuestión por la que advierten que el siguiente se podría registrar a finales de este mismo 2023. “Si el evento es muy intenso podría tener efecto en las comunicaciones, en distintas tecnologías de comunicación, de transmisión de electricidad, etcétera”, dice Pablo Moya, académico del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, especializado en clima espacial con labores en la NASA.
“Nuestros resultados sugieren que el ciclo solar 25, que acaba de comenzar y que terminaría en 2034, aproximadamente, debería ser más fuerte que el ciclo actual. El máximo debería ocurrir entre este año y el próximo. El peak debería venir pronto”, añadió.
Un evento como este puede desencadenar una serie de efectos en la magnetosfera y la ionosfera de la Tierra. En la magnetosfera, puede generar corrientes eléctricas adicionales que pueden afectar las redes de energía eléctrica y los sistemas de comunicación por satélite. En la ionosfera, puede causar distorsiones en las señales de radio y las comunicaciones de onda corta.