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Una semana con el nuevo MacBook Pro

¿Qué tanto pesa la falta de puertos tradicionales de conexión?

Hacia finales de 2016, Apple le dio a sus MacBook Pro el esperado lavado de cara que muchos usuarios venían pidiendo. Sin embargo, lo que la marca liderada por Tim Cook hizo fue raro, porque si bien refrescó todo el hardware interior y los hizo más potentes que nunca, el formato fue más controversial.

Por formato me refiero al tema de los puertos ya que el nuevo MacBook Pro eliminó todos los tradicionales (excepto el de audífonos, toma eso iPhone 7) a cambio de un puñado de puertos thunderbolt/USB-C que sirven para todo, siempre en el caso de que se tienen los adaptadores necesarios.

Recién hace unas semanas la compañía nos prestó uno para que lo probáramos con nuestras propias manos (y huellas dactilares). Y luego de usarlo para un buen puñado de cosas triviales y no tanto, me pregunto: ¿para quién es realmente este equipo?

¿Cuál es la definición de Pro como usuario profesional que tienen en Apple? No lo se exactamente, pero creo que no quepo en ella: para trabajar uso un MacBook Air 2015 que con sus prestaciones “añejas” me es más que suficiente para navegar, hacer ediciones de video no muy complejas y en general mover el equipo de un lado a otro sin complicarme mucho. Quizás lo único que me genera algo de problemas (a veces) es la falta de puertos USB ya que dos se me hacen poco.

Eso es el MacBook Air. El MacBook Pro más nuevo no trae ninguno. Entonces, para mi eso es un problema.

Es un problema porque no le puedo conectar un mouse. No le puedo conectar una unidad de memoria de 128 GB que uso como disco duro secundario donde guardo prácticamente todo (mi equipo es de solo 128 GB). No le puedo conectar el adaptador de ethernet que usamos en el trabajo. Ni hablar de un teclado o una tarjeta SD.

El MacBook Pro es un rehén de sus puertos, a menos que se desembolse lo necesario de un adaptador. Y esos adaptadores, oficiales o de los otros, a veces son baratos y a veces no.

Eso sí, el MacBook Pro nuevo tiene cosas muy buenas. Pasar de la pantalla tradicional del Air a la Retina del Pro es muy notorio, tanto en colores como en definición. La barra táctil, sin tener que configurar yo nada, se adapta sola a diferentes contextos dependiendo de la aplicación que use en el momento y si bien al principio me pareció un extra sin mayor utilidad, en poco tiempo ya me había acostumbrado a usarla para acciones varias.

El teclado mismo es una maravilla, lo mismo que el trackpad. Para alguien como yo, que pasa tipeando la mayor parte del día, es algo de suma importancia y el teclado de este modelo es uno de los mejores teclados que he probado. El trackpad, con sus tres niveles de presión, siempre funcionó a la perfección (eso sí, jamás dejaré de lado el mouse común y corriente).

El Pro definitivamente es más potente y si bien para sacarle el jugo como corresponde necesitaría de más tiempo, los editores de video que instalé (DaVinci Resolve y una versión de FCX sacada de Don Bito) funcionaron de manera más fluida en general. Los MacBook Pro vienen con una generación de procesadores de Intel más avanzada (Kaby Lake) que la de mi MacBook Air y sí, en ese tipo de tareas más exigentes la diferencia se nota.

Pero a la larga, y dadas mis costumbres de uso, jamás me pude acostumbrar a la falta de puertos tradicionales, lo que en mi opinión es la peor idea que ha tenido Apple en mucho tiempo.

Porque yo no soy un usuario profesional, pero me puedo imaginar a uno teniendo que pensar en adaptadores para todo. Y me imagino que inevitablemente llegará el punto de tener que priorizar y que cuatro no son suficientes (tres si hay que cargar el equipo a la vez).

Después de una semana de uso, el MacBook Pro me genera sensaciones encontradas. Es un equipo potente, liviano y delgado, con una pantalla espectacular. El touchbar es un buen agregado que ya, puede ser un gimmick, pero tiene utilidad. El teclado y el trackpad, al nivel de siempre. El MacBook Pro es definitivamente mejor que mi “viejo” MacBook Air.

Pero su falta de puertos tradicionales para mi es un problema y no una mejora respecto a lo que había antes. Siendo un equipo tan caro, no costaba nada incluir al menos un adaptador en la caja. Supongo que para Apple el futuro no está en USB-A y la verdad sea dicha: eventualmente el mundo va a dejar ese puerto atrás. Pero eso no pasará todavía y mientras ese momento llega, creo que este tipo de transiciones como la del MacBook Pro no pueden ser tan violentas.

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