A fines del año 2012 ocurrió una grave polémica cuando una corte italiana condenó a seis años de cárcel a 6 científicos italianos y un ex-funcionario del gobierno por “homicidio involuntario”, ya que no advirtieron a la población que el 6 de abril de 2009 iba a ocurrir un fuerte terremoto grado 6,3 en L’Aquila, Italia, donde murieron 309 personas.
Finalmente, una corte de apelaciones italiana revirtió la absurda decisión absolviendo de todas las acusaciones a los condenados en primera instancia por “falta de evidencias“.
La defensa de los acusados argumentó algo que, pese a la abundante charlatanería al respecto, hemos insistido majaderamente: Aún no es posible predecir terremotos. Como máximo, se puede anunciar un movimiento telúrico unos 20 segundos antes de que ocurra solo gracias a que las telecomunicaciones viajan a la velocidad de la luz, mientras que las ondas sísmicas como máximo llegan a los 18.000 kilómetros por hora.
