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Startup que vende ebooks de segunda mano es demandada por editores

La asociación de editores en Países Bajos fijó su postura y va en contra de esta redistribución.

Una de las inquietudes más grandes de los autores de contenido físico y digital es la distribución del mismo mediante un servicio a través de internet, en el cual puedan tener la confianza de no ser estafados o que su material pueda ser redistribuido sin su consentimiento. Muchos no se han resistido a la autorregulación que existe en internet y han decidido liberar sus obras, es decir, ofrecerlos sin retribución alguna.

En los Países Bajos se ha registrado Tom Kabinet, un sitio web para vender e-books de segunda mano, algo que por el momento no está regulado en Europa, pero sí existen algunas cuestiones que podrían desmoralizar su aparición.

La Asociación de Editores Neerlandeses (NUV, por sus siglas en neerlandés) advirtieron al sitio cesar sus operaciones con fecha límite hasta el día de hoy, a no ser que quisieran presentarse en la corte.

Por su parte, Laurens van Hoorn, co-fundador del sitio, se opuso a las declaraciones mostrándose indispuesto a cesar con las actividades que ahora hacen eco en un caso judicial. En tanto, para los editores este parece ayudar a la piratería porque es sencillo para los usuarios de internet descargar un e-book y luego venderlo para obtener ganancias, lo cual no beneficia en nada, mas que en el renombre al autor de la obra.

Respondiendo a esto, van Hoorn aseguró que están preparados para ello, ya que el sistema se da a la tarea de rastrear el contenido y añade una marca de agua para evitar futuras reventas. Es más, comentó la posibilidad de ir contra la piratería, ya que ambos están del mismo lado, y unirse los haría más fuertes.

Al final, sería mucho en que si necesita un libro puede comprarlo nuevo de la editorial, o esperar a que pueda hacerlo desde Tom Kabinet como un e-book de segunda mano por un precio un poco más bajo. Esa es la forma normal de las cosas y la manera en que debe ser.

En el caso de consumo de software y actualmente regulado en Europa, se permite la redistribución de la licencia del producto, “siempre y cuando la copia no sea usado en otro ordenador al momento de la reventa.” Este es un problema para Tom Kabinet, ya que no puede asegurarse de que el consumidor haya revendido el material y se haya quedado con al menos una copia del mismo.

Martijn David, quien es secretario general de la asociación, se mostró insistente y preguntó a van Hoorn, “si quieres trabajar con los editores, ¿por qué comenzar con contenido ilegal?,” pues desde luego que ningún editor se ha acercado para aprobar de cierta manera el funcionamiento del sitio. En cuanto al consumo de software, aseguró que no es del todo relevante, ya que es un tema muy específico que no hace hincapié en otros productos digitales.

Así mismo, el planteamiento del uso de las licencias y la incapacidad de “heredar” el contenido que haya sido adquirido por el usuario han mermado las aspiraciones del autor de la obra por ofrecer su material por “lo que comunica, no por lo que es.”

En sí, para conservar el material es importante contar con una cuenta vigente, como es el caso de Amazon y Apple. Precisamente este podría ser el fin de la gran duda de la propiedad intelectual de un e-book el precio que realmente debemos considerar.

Una cuestión a planear y muy interesante, es preguntarse por la incapacidad que existe de poder revender cualquier producto digital y que haya sido consumido por el usuario, tal como sucede con los productos físicos (libros, CDs, revistas, etcétera), si el consumidor es el dueño y sólo él puede hacerse cargo de lo que posee. En cuestión de negocios, se puede obtener ganancias de lo poco que puede generar un e-book a comparación de un libro, ya que el proceso de publicación y distribución no es el mismo, ni tampoco el de venta.

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