De acuerdo con la NASA, los hoyos en la superficie de la Luna podrían resguardar a las futuras misiones, aunque para esto necesitan continuar con la exploración de sus superficie con nuevas sondas que se sitúen en el fondo de estas cavidades.
No se trata de cráteres, sino agujeros formadas por el desprendimiento de la superficie sobre cuevas interconectadas, corrientes de lava que pasaron por ese lugar hace mucho tiempo, o bien, por las vibraciones del impacto de meteoritos que repercutieron en el desprendimiento del techo.
Existen alrededor de 200 hoyos con un diámetro de 9 a 200 metros, y fueron descubiertos por el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA. Para Robert Wagner, descubridor e investigador de la Universidad Estatal de Arizona:
[…] Proporcionarían un lugar seguro para los astronautas: sin radiación, sin micrometeoritos, posiblemente muy poco polvo y sin cambios salvajes de temperatura en el transcurso del día y la noche.
Lamentablemente, cerca del 25% de la superficie que concentra la mayor parte de ellos no recibe luz solar, por lo cual resulta muy complicado continuar con las investigaciones, aunque continuarán mejorando el algoritmo de reconocimiento que trabaja en imágenes de alta definición, para futuras misiones lunares, si es que se deciden a experimentar con nuevos viajes espaciales.
Las agencias ya han abordado el tema y desde hace años comenzaron con las investigaciones. Recordemos que una sonda de reconocimiento japonesa identificó un hoyo de 88 metros de profundidad y 130 metros de diámetro, incluso se ilusionaron con la edificación de bases lunares en el futuro, mientras que una nave india encontró un hoyo con una profundidad de 1.7 kilómetros y 120 metros de diámetro. En este último, la temperatura se mantenía alrededor de los 20° centrígrados.
De corroborar la teoría de los investigadores de la NASA, encontrar agua en un cráter de la Luna no habría sido en vano y en el futuro comenzarían la construcción de bases lunares, pero no en la superficie como usualmente creemos, sino al interior del satélite natural, a través de pequeños caminos conectados entre las cuevas.
Ve por ti mismo los agujeros identificados por el LRO:
