Ciencia

Para encontrar vida inteligente extraterrestre, deberíamos buscar su contaminación

¿Es buscar la contaminación de civilizaciones extraterrestres una mejor estrategia para encontrar vida allá afuera?

La opinión pública respecto a la vida extraterrestre ha cambiado radicalmente durante los últimos quince años. En una década y media pasamos de cuestionar si habría vida fuera de la Tierra a preguntarnos cuánto tiempo pasaría antes de que la encontráramos. Lo que no ha cambiado es la cantidad de clichés en el cine sobre como la Tierra es buena y el resto del Universo quiere destruirnos para robarse nuestro recursos, nuestras vírgenes o por un berrinche de proporciones galácticas.

Pero tampoco ha cambiado la manera de buscar señales de vida extraterrestre, tenemos el Instituto SETI (Search for Extraterrestrial Life) que utiliza telescopios ópticos en la superficie terrestre y en el espacio, complejos de radiotelescopios de radiofrecuencia e instrumentos especialmente diseñados para detectar la firma de oxígeno y metano cuya cantidad no aumenta por sí sola en un planeta; a menos que algo lo produzca y, hasta donde sabemos, ese algo suele estar vivo.

El problema con este enfoque es que es muy eficiente para detectar bacterias y otras formas de vida “poco complejas”  pero no para buscar civilizaciones complejas. En ese caso tratamos de detectar una “señal”, un grano de polvo en el Mar de la Tranquilidad. Por eso el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian ha estado estudiando una manera diferente de detectar vida inteligente, algo que haga más eficiente nuestra búsqueda de vida inteligente:  buscar su contaminación.

Es bastante obvio para cualquiera que haya estado en una gran capital del mundo, donde hay vida hay contaminación, especialmente atmosférica. Este método detecta los clorofluorocarbonos (CFC), un derivado de los hidrocarburos que se hizo famoso durante los noventa por ser responsables de la destrucción de la capa de ozono cada vez que se accionaba un atomizador.

Actualmente podemos detectar los CFC presente en la atmósfera de planetas símiles a la Tierra orbitando una Enana Blanca y cuya atmósfera sea hasta 10 veces más densa que la nuestra. Utilizando esto podemos detectar tres tipos de inteligencias extraterrestres: las que tienen un nivel de desarrollo tecnológico similar a las nuestras; civilizaciones avanzadas que podrían haber utilizado estos compuestos para modificar el clima; y civilizaciones extintas.

Tal vez, buscando polución en el espacio podemos darnos cuenta que contaminar nuestro propio planeta no es algo muy inteligente o avanzado, y quizá sí sea cierto que no estamos preparados aún para tal encuentro.

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