En una reciente entrevista con la revista Vanity Fair que será publicada durante esta semana, el ex analista Edward Snowden desafió a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a negar explícitamente que intentó utilizar la vía legal e interna para advertir sobre la naturaleza anticonstitucional de los programas de espionaje antes de filtrar los documentos a la prensa.
A estas alturas la NSA no solo sabe que realicé los reclamos correspondientes, sino que además hay evidencia de que presenté estos reclamos a los abogados de la agencia pues quedaron registrados los correos electrónicos.
Desafío directamente a la NSA a negar que contacté directamente a los órganos supervisores de la agencia a través de correos electrónicos, y que expresé mi preocupación sobre la dudosa interpretación de la ley. Me gustaría que los miembros del Congreso le solicitaran una respuesta escrita a la NSA sobre estas preguntas.
Quizá nos puede parecer banal, pero cabe recordar que es uno de los flancos por donde el poder político más ataca la decisión de Snowden de filtrar los documentos a la prensa. El subdirector de la NSA, y quien lleva la investigación de las filtraciones, ha afirmado que Snowden nunca reclamó por la vía oficial ni se quejó ante sus colegas.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también ha utilizado este argumento para criticar al ex analista: “El beneficio del debate que ha generado no compensa el daño causado a la seguridad nacional, pues habían otras formas de hacerlo“, afirmó Obama en enero pasado.
En la entrevista Snowden también explicó un asunto que preocupa bastante a los estadounidenses, y que es acerca de cuántos documentos oficiales de la NSA posee el ex analista, pues en diciembre pasado un reportaje de un canal de televisión afirmó que Snowden poseía alrededor de 1,7 millones de documentos. Según Snowden:
Esta cifra es simplemente un número basado en una métrica intencionalmente maliciosa: Son todos los documentos con los que interactué digitalmente en toda mi carrera.
Fíjense en el lenguaje que utilizan las autoridades en los testimonios bajo juramento acerca de estos documentos. ‘Puede ser’, ‘podría ser’, ‘potencialmente’. Están tergiversando los datos.
Cada una de éstas autoridades sabe que no tengo 1,7 millones de archivos, ¿pero qué van a decir? ¿Va a ir una alta autoridad de la NSA al Congreso y reconocer que ‘no tenemos idea de cuántos documentos tiene porque los sistemas de la NSA almacenan negligentemente tanta información de millones de ciudadanos que cualquier tipo puede salir por la puerta llevándose esta información‘?
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