Política

Documentos revelan cómo la NSA infiere relaciones basadas en datos de localización

La agencia norteamericana es capaz de reconocer, por ejemplo, cuando una persona está siguiendo a un oficial norteamericano en una ciudad extranjera.

Todas las personas que utilizan un teléfono celular generan un rastro electrónico que registra todos los lugares a los que uno va. Estos rastros son capaces de revelar una enorme cantidad de información acerca de quienes somos, donde vivimos, quienes son nuestros amigos y muchos datos más.

Como a estas alturas todos lo sabemos, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos tiene un masivo programa de recolección de información que llega a los 5 mil millones de registros diarios de todo el mundo (cada registro no implica un celular diferente, es solo información). Con los algoritmos correctos y pese a no necesariamente recurrir a escuchar el contenido de una llamada, la NSA es capaz de inferir muchísima información acerca de sus objetivos con estos datos que para muchos son algo menor.

Por ejemplo, la NSA tiene un programa llamado ‘Fast Follower’, el que le permite a la agencia identificar en ciudades extranjeras al que esté a cargo de seguir a un oficial estadounidense, pues al correlacionar las señales del celular de un oficial con el resto de las señales de la ciudad, la NSA es capaz de aislar y reconocer a quien se esté moviendo a la par con el oficial norteamericano.

En un extenso análisis del Washington Post, el periódico explica que la agencia posee numerosas herramientas para espiar a la población como por ejemplo ‘Chalkfun Analytics’, la que examina los movimientos de las personas a escala global para identificar a nuevos sospechosos que hayan compartido movimientos similares a una persona de interés, como por ejemplo ir al mismo lugar dentro del transcurso de una hora.

Otra de las herramientas descritas por el diario se llama ‘RT-RG Sidekicks’, la que examina la velocidad promedio entre dos objetivos móviles para determinar si van viajando juntos. Ahora ya no parece tan ridícula la petición de Edward Snowden cuando en Hong-Kong le pedía a sus colaboradores guardar los celulares en el refrigerador, ¿no?

Link: Washington Post

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