Columna

No podemos parar a Google Glass

Nos da miedo los grandes avances tecnológicos hasta que llega el punto de que están tan extendidos que tenemos que abrazar la tecnología como nuestra.

Google Glass es un proyecto increíble, que nos hace creer que por fin estamos viviendo uno de esos futuros prometidos en el que los coches vuelan, tenemos colonias en la Luna o que podemos teletransportarnos de un sitio a otro en segundos. Es un futuro prometido en el que el acceso a la información está ahí, es transparente y Google Glass en cierta forma permite acceder a ella.

Glass es el primero de una nueva clase de elementos tecnológicos. Imposible de entender por algunos, indiferente para otros, excitante para unos más. Al ser el primero de su clase, las preguntas que se ciernen sobre este aparato no son pocas. Y es que al final, colectivamente tenemos que pensar en que se trata de una herramienta, como tal podría ser usada para no tan buenas utilidades como Google nos ha mostrado en varios vídeos.

Primeros casos de baneo a Google Glass

La semana pasada el establecimiento The 5 Point Cafe se hizo famoso porque declaró que no permitirán el uso de Glass en su establecimento. Mitad propaganda que les ha salido muy bien, mitad gran verdad.

Por un lado tenemos que explorar el derecho a establecimientos y personas a no ser grabados. ¿Hasta ahora cuál era la forma más normal de notar que estábamos siendo grabados? Nos apuntaban con una cámara o con un móvil. Si un establecimiento cree que su clientela predominante acude a su local porque quiere pasar desapercibida, porque quiere estar tranquila y evitar que nadie les grabe mientras simplemente están pasando un rato en este café, es lógico que intente preservar esa intimidad.

Esto trae grandes preguntas a Google Glass, ¿cómo podemos controlar que no estamos siendo grabados por un sujeto con gafas? Bien, no podemos, esa es la realidad. De la misma forma que no podemos saber si alguien está usando una cámara oculta mientras conversamos, no podemos saber a ciencia cierta si Glass está grabando un vídeo mientras conversamos con alguien que lo esté usando.

La delgada línea de la privacidad

La privacidad es algo que cada persona tiene por derecho al nacer. Un derecho fundamental personal del que disfrutamos, es algo que aunque esté o no esté escrito todos deseamos tener. Pero durante las últimas décadas hemos visto como la línea que separa la vida pública de la privada es cada vez más ligera. No me refiero a que las redes sociales de alguna forma invada nuestra vida personal y privacidad porque somos nosotros los que controlamos las redes sociales, y si simplemente no quieres que algo se sepa, no lo digas.

Pero Glass en cierta forma aporta un grado de preocupación de la misma forma que los sistemas de cámaras de seguridad (CCTV) aportan cuando paseas por lugares supuestamente públicos, cuando en realidad estás siendo grabado a cada paso que das.

Glass es el CCTV personal. Un sistema capaz de seguir nuestra vida y a las personas que nos rodean, de forma voluntaria o incómodamente involuntariamente.

Del miedo a nuevas tecnologías a aceptarlo como algo normal

Siempre ha pasado. Nos da miedo los grandes avances tecnológicos hasta que llega el punto de que están tan extendidos que tenemos que abrazar la tecnología como nuestra. Hemos visto casos similares durante la última década de forma clara y muy similar.

¿Te acuerdas cuando los móviles no llevaban cámara y de pronto empezaron a salir modelos con cámara? ¿Para qué queríamos cámaras en el móvil cuando ya tenía una de mayor tamaño y de mejor calidad? Se trata de integrar diferentes aparatos en uno solo, no de calidad, si no de comodidad.

Había voces que querían que el flash siempre se disparase en el móvil para saber cuando te hacían una foto. O incluso podemos ver como algunos móviles hacen un ruido de disparador cuando haces una foto aunque tengas el móvil en silencio para alertar de que se está haciendo una foto. Cuando existe una cámara por delante, todos tenemos a entrar en pánico por nuestra privacidad.

Algo similar pasa con todos estos nuevos servicios que hacen un seguimiento continuo de cada paso que das como Nike Fuelband o Fitbit. “O no, todos los pasos que doy van a ser almacenados en internet para que malvadas empresas puedan venderlos al mejor postor”… Bueno, es posible que eso pase, que Nike, Fitbit o cualquier de estos sistemas decida vender tus datos para hacer dinero, pero no se trata de que vayan a vender tus datos, al final se trata de que estas herramientas te han dado resultados que crees que vale la pena. Si no estás desacuerdo, simplemente no lo uses.

¿Cómo podemos controlar esto con Glass y todos los sistemas similares que van a llegar durante los próximos años? En lo que respecta a tus datos, Google es conocida por usarlos para vender mejor publicidad relacionada con tus gustos. No creo que nadie debería sorprenderse si algún día esto ocurre con Glass.

En lo que respecta a ser grabado con Glass, aquí me temo que el único sistema que sirve es esa vieja manía y últimamente en desuso, “respeto”.

Vamos a tener que crear nuevas normas de comportamiento social con Glass de la misma forma que las creamos con los móviles. Vamos a tener que comprender que personas que están delante nuestra pueden estar hablando con nosotros pero que a la vez esté viendo información de la vida salvaje en la selva de Borneo.

Vamos a tener que acostumbrarnos a Glass, de la misma forma que nos tuvimos que acostumbrar a que en algún momento te harán una mala foto y aparecerá en internet. Quizá después puedas ejercer tu derecho a la privacidad y que se elimine ese vídeo o foto, pero no le tengamos miedo, al final la tecnología nos da más cosas buenas que dolores de problemas.

Link: No Google Glasses allowed, declares Seattle dive bar (GeekWire)

Foto: Max Braun (Flickr)

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