Emprendimiento

Startups en Chile: Para un cambio de escenario, primero un cambio de mentalidad

Para que Chile promueva y cuide el emprendimiento es clave generar un cambio cultural en donde, entre otras cosas, no se castigue el fracaso y se premie a los que se atreven.

Sobre el autor: Horacio Melo es el Director Ejecutivo de Start-Up Chile.

Dicen que cambiar los malos hábitos es una de las cosas más difíciles de lograr para una persona. Cambios como dejar el cigarro, bajar el sobrepeso y usar menos sal son difíciles. Llevando el fenómeno a una escala mayor, generar un cambio colectivo y cultural en un grupo grande de personas es uno de los objetivos más difíciles que una empresa, organización o una comunidad puede plantearse.

Muchos estamos obsesionados con convertir a Chile en el polo de innovación y emprendimiento de Latinoamérica. Para alcanzar esta meta son necesarias muchas cosas, y entre ellas se incluye un cambio colectivo y cultural. Nuestra forma de interactuar, nuestras convicciones, nuestros valores profesionales, nuestras suposiciones, conjeturas y creencias, además de otros hábitos culturales muy profundos, influyen en el éxito que tengamos como chilenos al intentar convertirnos en el gran polo de innovación latinoamericano.

Para que Chile promueva y cuide el emprendimiento es clave generar un cambio cultural en donde, entre otras cosas, no se castigue el fracaso y se premie a los que se atreven. Necesitamos convertirnos en un lugar en donde quienes ya triunfaron se acerquen desinteresadamente a quienes comienzan para facilitarles al máximo posible el difícil camino de emprender. Hay una frase que dice: “Si nunca fracasaste, nunca viviste”. El fracaso es parte de la vida y nos entrega los mejores aprendizajes. Entonces, ¿por qué lo castigamos?

En el mundo de las startups los que “han fracasado” son un activo, y son particularmente fundamentales para los emprendedores que están comenzando. Es importante premiar a los que se atreven y, aun cuando no hayan alcanzado su objetivo, el camino recorrido es digno de ser admirado y celebrado para empujar a otros y a quienes cayeron a levantarse e intentarlo otra vez. Chile y sus emprendedores necesitan más mentores y aquellos que fracasaron, se levantaron para insistir y luego lograron el éxito hay una increíble fuente de conocimiento e inspiración. Necesitamos que estos chilenos traspasen sus conocimientos a otros. Aquí aplica perfecto ese comentario que dice que, al emprender por primera vez, a veces es más importante el tiempo y el aprendizaje colectivo que el financiamiento.

Los chilenos tenemos que convencernos de que somos capaces de hacer grandes cosas. Cada uno de nosotros puede hacer la diferencia para cambiar la vida de otras personas, generar empleo y hacer del mundo un mejor lugar. Pero este sueño exige tirarse a la piscina, emprender y salir de la comodidad que nos genera el status quo.

Cuando un país o una ciudad logra que lo descrito anteriormente sea parte del ADN de sus habitantes, se genera una comunidad colaborativa alrededor del emprendimiento. Esta es nuestra obsesión. Estamos en ello desde hace casi 3 años, pero este cambio cultural es un trabajo largo y paciente, en donde se necesitan muchas personas empujando para el mismo lado y aportando cada uno su granito de arena. Que Chile tenga una comunidad de startups robusta será gracias al aporte de emprendedores, inversionistas, empleados del gobierno y muchos otros que piensan en grande y que compartan principios claves como:

  1. El esfuerzo debe ser liderado por emprendedores. Muchas personas deben estar involucradas en este esfuerzo, pero para tener una comunidad robusta se necesitan muchos emprendedores liderando cada uno desde sus motivaciones. Con pocos emprendedores este cambio cultural no va a funcionar: necesitamos ser vistos como un movimiento que busca cambiar el mundo a través del emprendimiento.
  2. La inclusión es clave. La discriminación en el sentido amplio de la palabra no debe existir. Todos deben ser bienvenidos a ser parte de la comunidad emprendedora sin importar su género, raza, profesión, o cuanta experiencia tengan. Mientras más seamos, mayor será nuestro impacto y el arraigo en la comunidad.
  3. Solos no se puede: hay que reunirse periódicamente. Cuando digo periódicamente me refiero a reunirnos varias veces por semana. Los meetups existen porque son una excelente herramienta para mantener a la comunidad activa, pero un ecosistema sano tiene un sin numero de actividades creadas y por ser creadas que generan el mismo efecto de “networking” y colaborativo de los meetups: salen amigos, negocios, inversiones y, finalmente, un movimiento. Hoy hay algunos meetups dando vueltas, incluido el de Start-Up Chile pero para el 2013 necesitamos muchos más emprendedores organizando meetups, desayunos, almuerzos, hackatones, etc, etc, etc.
  4. Hay que tener paciencia y confianza. Como mencioné al principio, estamos buscando un cambio cultural. Para una tarea tan grande se necesitan personas comprometidas y emprendedores que, cuando sean exitosos, inviertan en los nuevos emprendedores. Necesitamos organizadores de meetups que los sigan organizando por los próximos 10 años y, en general, que todos los líderes del ecosistema esten comprometidos con la causa por un periodo largo de tiempo.

Chile tiene cada vez más startups. Se están creando más y más fondos de inversión ángel. Hace 3 años no estábamos en ningun ranking de emprendimiento del mundo y hoy Santiago está dentro de las top 20 ciudades del mundo para emprender. The Economist escribe sobre el impacto de los emprendedores chilenos y se crean nuevos fondos de inversión en el país. Pero lo más importante – y esto se siente con fuerza- es que cada vez más emprendedores están iniciando sus negocios en Chile. La comunidad está activa, las cosas están pasando, el emprendimiento es ya un movimiento en Chile y todos los que quieran pueden sumarse.

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