Emprendimiento

Columna: 9 Lecciones de vida tras divorciarme de mi socio de negocios

¿Qué hacer cuando te abandona uno de los socios en tu emprendimiento? Esta es la historia y lo que aprendió Chris Campbell.

Sobre el autor: Chris Campbell vive actualmente en Santiago, Chile, donde trabaja y desarrolla su emprendimiento de monitorear comentarios online Review Trackers

Establecer una sociedad de negocios es como casarse. Por lo tanto, terminar una es como divorciarse.

Nos despedimos un frío día de enero del año 2011. O, mejor dicho, él se despidió, en las escaleras que llegaban a nuestras oficinas de la calle North Clark en Chicago. Mi compañero y socio de negocios durante tres años, nuestro director creativo, una de las personas que consideraba más importante de nuestro equipo, me dijo que daba por terminada su labor en la construcción de la compañía.

Digo que “daba por terminada su labor en la construcción de la compañía” pero realmente se sintió más como un “ya terminé mi labor con nuestro bebé”. Nuestro bebé era una agencia de marketing digital: recién nacida y muchas veces frustrante. Debo admitir que era un bebé feo – la mayoría de los meses se nos complicaba pagar los sueldos, a pesar de que hacíamos lo imposible para que todo funcionara – pero eso ni siquiera pasó por mi mente cuando estaba sobre aquella alfombra gris petrificado y sorprendido frente a mi ahora ex socio.

¿Qué pasaba por mi mente entonces? Como muchos empresarios optimistas, siempre veo el vaso medio lleno. Tuve una visión de túnel, sin ver o prestar mucha atención a lo que ocurría alrededor. En ese entonces, yo no me percataba de que nuestra empresa no estaba funcionando. De que no estábamos yendo a ningún lado. De que mi socio de negocios – y ésta es la parte más importante de todo – no estaba feliz. Sólo sabía que sin él nuestra compañía no podría ser la misma.

Decir que este divorcio me dejó el corazón roto queda corto. Me permitió conocer la crudeza y las duras lecciones que vienen con el rompimiento de una sociedad de negocios. Algunas de estas lecciones nunca las olvidare. Han pasado casi dos años, y en esta era en la que innovadoras y exitosas historias de emprendimiento llaman nuestra atención, puedo decir de primera mano que las fallas y errores de empresarios novatos – y los conocimientos obtenidos de estas fallas – son igual o más valiosos que esas historias. Son estas lecciones y conocimientos que comparto ahora, esperando guiar a las sociedades jóvenes en sus viajes por mares desconocidos.

  1. Mantenerse atento al flujo de caja. Esto es la esencia vital de cualquier negocio. En la escuela siempre hablan del estado de ganancias y pérdidas, y sobre la importancia de vigilar los costos. Esto nunca fue mi fuerte; por lo tanto nunca fue mi foco principal. Yo pensaba: “si vendemos más, eso arreglará todos los problemas, ¿no?”. La respuesta es no. No solucionaría todos los problemas. Tu socio y tú siempre deben supervisar el flujo de caja. Aprendí esto a la fuerza. Si no puedes pagar los sueldos, no importa cuántos millones tengas en las cuentas por cobrar.
  2. Tomar decisiones rápidas. Cuando mi socio de negocios se fue, me enseñó que siempre es mejor tomar decisiones rápidamente. Probablemente nunca le he dado todo el crédito que merece por haber tenido las agallas ese día de decir que quería irse. Aunque sea más cómodo, retrasar una decisión no logra nada. Sólo debes hacerlo y no dedicar tiempo a repensar tanto las cosas (de todas maneras, la mayoría de las veces sabes desde el principio qué vas a decidir). Desde la ruptura con mi socio he aplicado este aprendizaje a casi todos los aspectos de mi vida: elegir una u otra vía, y luego comprometerse con ella con fuerza.
  3. Salirse de la zona cómoda. El reto más difícil para mí fue que estaba cómodo con mi vida – demasiado cómodo, de hecho. Empezaba a inclinarme a la tendencia humana de buscar patrones, rutinas y convencionalismos – sin sentir la necesidad de presionarme y probar mis límites. Necesitaba una llamada de alerta que me hiciera ver que las cosas verdaderamente importantes ocurrían cuando llegaba a mis límites. El divorcio con mi socio de negocios fue esa llamada de alerta: me sacó del carril, de la rutina, de mi zona cómoda o como quieras llamarlo. Así funciona en los negocios también. Siempre debes estar dispuesto a presionarte y tratar cosas nuevas.
  4. La vida es corta. Haz algo que te apasione. Si no te gusta lo que estás haciendo, detente. La pasión es el ingrediente clave para el éxito de los negocios. Mi socio y yo no teníamos este ingrediente clave, y mantenernos renuentes a admitir que ambos podíamos estar en un mejor lugar no sirvió para nada. Desde el “divorcio”, he aumentado mis ingresos, fundé un nuevo proyecto de emprendimiento y viajé por el mundo, visitando casi 30 ciudades en los últimos 18 meses.
  5. Tener la conversación incómoda. Sé directo, honesto y crudo. La gente te amará o te odiará por eso. Por supuesto: a veces ser muy honesto puede hacerte ver como un cretino, pero he aprendido que siendo honesto sobre lo que quieres – así como sobre lo que tu negocio necesita – justifica que seas un cretino, diez veces. Es diferente ser agradable a ser una persona fácil de convencer. Mi socio de negocios no era ninguna de las dos.
  6. Tener un plan B. Nunca sabrás cuando todo va a salir mal. Por eso la importancia de construir sistemas más que personas: te prepara para cualquier evento desastroso que pueda surgir en el negocio. Imagina los peores escenarios. ¿Tienes respaldo de tus archivos, tus sitios web, tu computador, tus ideas y toda tu información más valiosa? Yo ahora sí lo tengo. No quiero averiguar qué tan destruido puedo quedar si pierdo mi computador o el acceso a él. Ni siquiera quiero saber lo que se siente tratar de guardar y recopilar todo en el último minuto. Cuando mi socio de negocios y yo decidimos divorciarnos – un evento totalmente impredecible – ideé un plan para hacer respaldos de todo. No fue un momento libre de estrés, pero de la experiencia aprendí que siempre hay que estar preparado.
  7. Ser pobre apesta. La gente dice que el dinero no soluciona los problemas. Déjame decirte que sí. Cuando mi socio de negocios y yo decidimos dejarlo todo, continuamos viviendo juntos. ¿Por qué? Porque no podíamos subsistir de otra manera. En ese punto, decidí trabajar más duro y tomar decisiones inteligentes para generar más dinero. La vida es mucho mejor cuando tienes un ingreso que te permite, no sólo tener comida, agua y resguardo, sino también algunos lujos como viajar, conocer gente interesante de todo el mundo, o como para ahorrarme la incomodidad de tener que vivir con mi ex socio de negocios.
  8. Concentrarse, Concentrarse, Concentrarse. Cuando estaba en la universidad tenía el síndrome del juguete nuevo. Saltaba de un tema a otro tema, de una idea a otra, de concepto en concepto. Los síntomas y complicaciones de este síndrome fueron trasladadas a nuestro ambiente de trabajo y no fueron conducentes para el negocio. La habilidad para darse cuenta de lo que es importante – de reconocer lo que se debe hacer realmente – es un punto crítico para el éxito. Como diría mi tutora Becky Davenport, “concéntrate, concéntrate, concéntrate”. Concentrarme me ha ayudado a alcanzar la eficiencia, y la eficiencia me ha llevado a trabajar sólo 35 ó 40 horas a la semana, de las 12 horas diarias que trabajaba al día los 7 días de la semana.
  9. Evitar la pérdida de tiempo. No sólo estoy hablando de ver ese video viral de YouTube o las constantes actualizaciones de estatus en Twitter. Hablo del peor tiempo perdido: el tiempo dedicado en darle valor a tu negocio y a tus clientes, pero que realmente no lo está haciendo. Como dueño de negocio, tendrás que establecer y escribir tu propia agenda, pero escribirla de una manera que te ayude a centrarte en las cosas que realmente importan. No cometan los mismos errores que tuvimos mi socio de negocios y yo. No hagan reuniones con personas que sólo te harán perder tiempo. En vez de invertir horas tratando de recibir consejos, aprovecha lo que ya sabes. Debes analizar cuidadosamente todos los temas de tu negocio e identificar las cosas importantes que verdaderamente demanden, necesiten y merezcan tu atención.
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