Cuando el libro electrónico hizo su llegada al escenario tecnológico, no fueron pocos los que de buenas a primeras se adelantaron a sentenciar la pronta e inminente desaparición de su homólogo impreso sin dejarle ningún espacio para subsistir. Sin embargo, aunque la versión digital del texto va ocupando más casillas conformen pasan los años, el libro convencional sigue estando muy vigente entre las comunidades, y su extinción aún parece lejana.
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Según Margarita Bosque del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, pese a que actualmente se cuenta con tabletas, teléfonos inteligentes, dispositivos móviles y otras soluciones portátiles con las que se puede descargar prácticamente cualquier obra de forma inmediata, el ramillete de hojas con tinta continúa dentro de un lugar privilegiado en la educación de los mexicanos, dotándolos de cultura y conocimiento a través de los textos gratuitos.
De hecho, tan sólo una mínima parte de los escritos dirigidos a un público infantil y joven ven su contraparte en versión electrónica, por lo que el mercado digital está dejando fuera a un nicho que aún recurre al libro convencional para satisfacer sus necesidades.
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El año pasado, Grupo Santillana decidió emprender un proyecto en varias escuelas particulares para intercambiar el cuadernos por un iPad, iniciativa que, según sus creadores, luego llegaría a la Secretaría de Educación Pública para aplicarlo en otros colegios públicos. Claro que los recursos para ejecutar este cambio no son baratos y se necesitará mucho dinero si es que se pretende abarcar más estudiantes.
Mientras los e-books proliferan y se hacen más accesibles a la población en general, creo que aún veremos los libros tradicionales durante un buen tiempo.
Link: Libro impreso, indispensable para la educación: IIB-UNAM (Diario El Financiero)